Mi Matrimonio Inmediato con un Magnate romance Capítulo 1387

Elena dijo: —En unos días, Francisco y Judith se casarán. Alejito no podrá venir ahora por su situación, pero no importa, vendrán muchos colegas de Francisco, y Judith también tendrá varios amigos presentes.

Aún no se sabía que Alejandro era su yerno.

Todos seguían pensando que Alejandro y Valentina eran una pareja.

Ana dijo: —He hablado con Alejandro y vendrá a comer con nosotros el día después de la boda. En su situación actual, realmente no puede asistir al casamiento. Ya se lo explicaré a Francisco.

Elena respondió: —No hace falta explicar, eso ya lo hemos hablado Francisco y yo. A la familia no le importan esas cosas.

—Bien —Ana asintió con la cabeza.

Media hora después, Ana se aseguró de que la hinchazón en el pie de Elena estaba disminuyendo y que ya no le dolía tanto, entonces se sintió tranquila para irse.

Justo cuando Ana se había ido, Elena recibió una llamada de Samuel.

—¿Presidente Samuel?

—Elena, he mandado que te envíen una botella de medicina que, según dicen, es muy efectiva. Cuando la recibas, frótate bien el tobillo y, si todavía te sientes incómoda, llámame y te llevaré al hospital —dijo Samuel con preocupación.

Elena respondió: —Gracias, presidente Samuel, ahora me siento mucho mejor.

Siempre había pensado que Samuel parecía una persona distante, pero al conocerlo mejor, descubrió que era muy considerado.

Samuel añadió: —No seas descuidada, presta más atención, y si mañana por la mañana todavía te duele mucho, deberás ir al hospital.

—Está bien, creo que no será un problema mayor —dijo Elena mientras volvía a mirar su pie.

Sin embargo, quizás al moverlo, tocó la parte lesionada y, de repente, sintió un dolor agudo.

Justo cuando Anita se había ido, no le dolía tanto, ¿por qué ahora volvía el dolor?

Justo cuando estaba a punto de colgar después de contestar, escuchó una voz familiar en el celular.

—Ana, ¿todavía no planeas dejar a Alejandro? Ya no estamos como hace años. Alejandro tenía cierto control en la ciudad A, pero ahora el Grupo García ha cambiado, su vida se ha complicado. Yo, en cambio, soy diferente. ¿Qué tal si lo dejas y te vienes conmigo?

La voz de Rafael era tan molesta como el zumbido de una mosca.

Ana no esperaba que Rafael aún no se hubiera rendido.

¿Aún no había cambiado después de varios días en prisión?

—En efecto, ya no estamos como hace años, cuando ustedes tenían a Alejandro para protegerlos y, al menos, conservaban una buena reputación. Pero ahora hay muchas personas que te critican. Rafael, ser feo es tu problema, pero asustar a la gente ya es demasiado. ¡No me vuelvas a llamar! —respondió Ana con frialdad.

Rafael realmente era repugnante al extremo.

Una vez más, Rafael se enfureció: —¿De verdad crees que Alejandro seguirá ganando? ¡Pronto no podrá seguir riendo! Bueno, veremos cuánto tiempo más puedes ser tan obstinada.