Mi Matrimonio Inmediato con un Magnate romance Capítulo 141

Ana echó un vistazo al anillo que Emilio llevaba en el dedo.

Era una antigüedad cara.

Si no fuera por el precio y el estatus que representaba, gente como ellos no lo llevaría. Después de todo, los accesorios de diseño de marcas de lujo son más de moda hoy en día.

Sin embargo.

Ella sonrió de manera sutil.

Miró de reojo a la modelo que estaba sentada en el sofá, pensando que era una lástima.

Algunos creen que engañar a las mujeres es estar a la vanguardia, sin darse cuenta de que están yendo irreversiblemente hacia el precipicio.

—¿Hoy el presidente García trajo a su secretaria? —Nuria de repente elevó ligeramente la voz.

Finalmente, su mirada se dirigió hacia las otras personas presentes.

Rodrigo preguntó con una expresión inexplicable: —¿Señorita Nuria acaba de notar que también estamos aquí nosotros?

—¡En los ojos de la señorita Nuria solo está el presidente García! —Guillermo bromeó.

La mirada de Nuria finalmente cayó sobre Ana.

Ella recordaba a Ana.

Le resultaba difícil olvidarla.

La última vez, en el coche de Alejandro, había visto a Alejandro mirando fijamente a Ana.

Solo pensó que Ana era del tipo que le gustaba a Alejandro, por eso él la miró más tiempo.

No pensó demasiado en ello. Alejandro, siendo quien es, seguramente había visto a muchas mujeres con un rostro similar al de Ana. ¿Cómo podría simplemente prestar tanta atención a una mujer en la calle?

¿Así que era la secretaria?

Alejandro tiene a Eduardo, ¿cuándo necesitaría una secretaria mujer?

Ana se sorprendió cuando Alejandro se acercó directamente a ella.

¿No le preocupaba que Nuria se enfadara?

—¿Está bueno el jugo de naranja? —preguntó Alejandro a Ana.

Ana, algo aturdida, asintió. —Está bastante bueno, tiene un toque ácido.

Nuria, al ver que Alejandro se había dirigido directamente hacia Ana, parecía tener una expresión algo tensa.

Salvador, siempre astuto, percibió que algo no iba bien en el ambiente y sugirió a todos ir a comer pastel.

Después de que la fiesta terminara, Salvador reflexionó sobre su intención original de invitar ese día a Alejandro y Nuria, que era tratar de unirlos y, de paso, hacerles un favor.

—Nuria, ¿viniste en coche? —preguntó.

Consciente de sus intenciones, Nuria negó con la cabeza. —Bebí algo de vino durante la cena, así que vine en taxi.