Ella tampoco podía conciliar el sueño.
Había pasado casi toda la noche mirando su celular y realizando algunas llamadas.
Luego, resultó ser imposible contactar a Lucas.
Unos minutos más tarde, empezó a sospechar que algo no estaba del todo bien.
Al intentar comunicarse con el departamento financiero, el celular móvil ya no respondía.
Tampoco había prestado la suficiente atención a los contactos de otros empleados en la empresa, nunca consideró la idea de agregar a los empleados en WhatsApp o guardar sus respectivos números de teléfono.
Ahora se daba cuenta de que sabía poco sobre su propia empresa.
Siempre había confiado ciegamente en lo que Lucas le decía.
Fue entonces cuando comenzó a creer que lo que Ana le había mencionado podría ser tal vez cierto: que Lucas la había engañado.
Su dinero, prácticamente todo su capital, estaba invertido en esta empresa.
Si...
Si Lucas resultaba ser un vil estafador, entonces su dinero y la empresa...
Verónica no podía continuar pensando en semejante catástrofe.
Cada vez que lo hacía, las consecuencias que no podía enfrentar la llenaban de pánico.
Aun así, no perdía la esperanza y continuaba intentando contactar una y otra vez a Lucas.
En ese preciso momento, alguien llamo a la puerta.
Verónica miró aterrorizada hacia la puerta.
Justo cuando estaba a punto de ver quién era, la persona detrás de la puerta ya estaba gritando desesperado su nombre.
Verónica, llena de preguntas, lo miró directo a los ojos y lo confrontó cuando se acercó a ella: —Vi la información en internet, Lucas, has estado apostando de nuevo, desde que iniciamos la empresa, siempre hemos estado perdiendo dinero, nunca hemos tenido ganancias. ¿En qué has estado gastando todo mi dinero?
Si Lucas no hubiera regresado de repente, ella ya estaría en la empresa intentando entender mejor la situación.
Lucas no esperaba que Verónica también estuviera al tanto de estas terribles noticias. Giró los ojos, ya que había ideado su excusa en el camino de regreso.
—Un amigo me llevó al casino, era mi primera vez y sin esperarlo dos veces, alguien me tomó algunas fotos. Ese amigo siempre ha estado celoso de mí, él perdió mucho dinero ese día, y yo solo me preocupaba por él. No perdí mucho, pero esto me recordó enseguida que nunca debería visitar esos lugares de nuevo. Verónica, ¿acaso no sabes cómo soy?
Se presentó como una víctima de manera convincente.
Verónica se quedó sorprendida por un momento y luego se quedó pensativa, aunque sus dudas disminuyeron: —Así que fue eso, tu amigo es realmente malo. Y de alguna manera quiere perjudicarte, no es de extrañar, siempre has sido excelente, es fácil que las personas a tu alrededor se pongan celosas.
Lucas asombrado de inmediato dijo: —Anoche fui a confrontarlo, y él me dio de madrazos, incluso me dejó inconsciente al lado de un basurero. Nunca me habían humillado de una forma tan deplorable.
—¡Pues entonces debemos ir a la policía, es intolerable que te haya hecho algo así! —Pronunció Verónica, enojada.
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