Mi Matrimonio Inmediato con un Magnate romance Capítulo 1499

También era el hogar de ella y de Lucas, si lo vendían, ella ya no tendría hogar alguno, y no le gusta la idea de tener que alquilar otro lugar.

—Sí, ahora solo queda esta opción, vendamos pues la casa para juntar setecientos mil dólares. Tranquila, una vez que la empresa empiece a generar ganancias significativas, compraremos la casa de nuevo. —Lucas hablaba con un tono algo apresurado.

En realidad temía que Verónica no quisiera vender la casa.

Ahora realmente no tenía otra opción, tenía que juntar los setecientos mil dólares.

En cuanto a lo que le pasara a Verónica después, no era de su incumbencia, él no podía permitir que esas personas lo arruinaran.

Verónica mordió su labio, negándolo : —No, déjame pensar un poco más.

—No tenemos tanto tiempo para dudar, ellos están esperando nuestra respuesta, como mucho nos pueden dar plazo hasta esta noche. —Lucas decía.

Verónica se levantó y caminó directo hacia el baño: —Déjame calmarme un momento.

En el instante en que Verónica entró al baño, los ojos de Lucas se llenaron de cierta preocupación. Si hubiera sabido que Verónica estaba tan mal económicamente, desde el principio se habría dedicado a Haila y a ganarse el favor de su familia. Tal vez ahora estaría en una clase social diferente.

Diez minutos más tarde.

Verónica salió del baño.

Luego miró a Lucas con una expresión de mucho amor y confianza.

Y tomó la decisión que más lamentaría en su vida: —De acuerdo entonces, pongamos la casa en venta hoy mismo. Como dijiste, estamos luchando por levantar nuestro negocio y en este camino encontraremos grandes dificultades los cuales requieren grandes sacrificios. No quiero ser una carga para ti, y creo que nuestra empresa mejorará con el tiempo.

Después de escuchar estas palabras, Lucas respiró aliviado, ¡lo había logrado!

...

Al día siguiente.

Justo cuando terminó de pedir, recibió una inesperada llamada.

Pensó que era Alejandro llamando, pero al mirar bien, vio que era un número desconocido.

Dudó solo un momento antes de responder.

—Ana, soy yo, ¡Verónica! Ahora mismo no sé a quién más llamar, solo puedo contactarte a ti. Sé que conoces a Lucas, así que, deberías saber dónde está Lucas, ¿verdad?

La llamada era de Verónica, y su voz sonaba angustiada.

Ana estaba a punto de responder cuando la puerta del cubículo se abrió y Alejandro entró.

Le sonrió a Alejandro y luego respondió a Verónica: —Solo he oído algunas cosas sobre Lucas, no lo conozco en persona.