Mi Matrimonio Inmediato con un Magnate romance Capítulo 1602

En el restaurante.

Afuera había comenzado a llover de nuevo.

La lluvia no era intensa.

No molestaba demasiado a los transeúntes.

Victoria miraba hacia afuera por la ventana, algo absorta en sus pensamientos.

Ella no sabía si tener recuerdos de su vida pasada era algo bueno o malo.

De manera inconsciente se encontraba pensando y recordando.

Luego, revivía ese profundo amor tan significativo.

Además, hacía una hora que había recibido una llamada de Eduardo, quien la había citado en este restaurante, lo que hacía que perdiera aún más el control sobre su corazón.

¿Sería posible que Alejandro, después de escuchar sus palabras, también hubiera recuperado los recuerdos de su vida pasada?

Su corazón latía aún más descontrolado.

Quizás tal vez...

O quizás no.

Definitivamente, Alejandro también debía tener recuerdos de su vida pasada, igual que ella.

De lo contrario, ¿por qué habría enviado a Eduardo a buscar a Enrique y luego a obtener su información de contacto?

Cuando Enrique recibió la llamada de Eduardo, estaba incluso más emocionado que ella, y le propuso un plazo extendido, diciéndole que no había prisa alguna en estos diez días o medio mes, le otorgó tres meses de tiempo.

Pensando en esto, se sintió completamente aliviada.

Podría recordar con tranquilidad su vida pasada poco a poco junto con Alejandro y también le daría tiempo para resolver su matrimonio con Ana.

Eso sería mostrar respeto hacia Alejandro.

Y también hacia Ana, porque si Victoria no hubiera recordado su vida pasada, en esta vida Ana quizás habría pasado el resto de sus días con Alejandro.

—¿Ya ordenaste? —Preguntó Ana.

Victoria parecía estar incómoda, por alguna razón no se atrevía a mirar a Ana a los ojos, echó un vistazo hacia Ana y luego miró con rapidez hacia la ventana, diciendo con un tono intencionadamente indiferente: —Todavía no.

—Entonces, no te preocupes yo ordenaré. ¿Hay algo que no te guste comer? —Preguntó Ana de nuevo.

Victoria dijo que no mordiéndose el labio. Desde el rabillo del ojo, podía sentir la generosidad y el fuerte decoro de Ana, que no había venido a confrontarla sobre por qué estaba acosando a Alejandro, sino que mantenía una actitud calmada y firme.

Cuanto más era así, más culpable se sentía sin saber por qué.

Después de todo, la persona que debería sentirse culpable era Ana, ¿no es así?

Ana, que le había arrebatado todo a los demás.

Después de pedir la comida, Ana miró de reojo a Victoria.

Victoria era muy joven y bonita, claramente había recibido una excelente educación desde su infancia.