Mi Matrimonio Inmediato con un Magnate romance Capítulo 1604

Cuando Ana pasó junto a Victoria, le dijo con voz decidida: —El mal que llevas contigo te causará más problemas en el futuro.

—Lo he dicho, actúo con total transparencia y es imposible que albergara algo malo en mí. No huyas de tus propios problemas. Estoy segura de que Alejandro pronto recordará todo sobre su vida pasada, y entonces comprenderá que no tienes lugar en ella. Para mí, no eres más que una simple ladrona. —Victoria se detuvo, desesperada por justificarse.

Parecía que, explicándolo de esa manera, podría sentirse más justificada.

No creía en Ana.

Ni tampoco creía en el mal.

Todas esas explicaciones absurdas y estúpidas eran solo estratagemas de Ana para engañar a la gente. Pero solo los tontos las creerían.

Ana no respondió.

Observó cómo Victoria se alejaba apresurada.

Continuaba lloviendo afuera, y Victoria ni siquiera usó un paraguas, tan ansiosa estaba de salir corriendo por tomar un taxi al borde de la carretera.

De vez en cuando, miraba hacia atrás en dirección al restaurante.

Por casualidad, sus miradas se cruzaron con las de Ana, y como si hubiera cometido algo de lo que se sintiera culpable, pero en cuestión de segundos desvió la mirada.

Ana tomó poco a poco un sorbo de agua.

Después de que Victoria tomara un taxi y se fuera, un auto se detuvo y una persona bajó del vehículo y entró a toda prisa al restaurante con un paraguas.

Ana miró hacia Alejandro, que acababa de entrar.

A pesar de su esfuerzo, unas gotas de lluvia cayeron sobre Alejandro.

Ella se levantó de su asiento y caminó a paso largo hacia Alejandro.

—¿Terminaste de hablar? —Preguntó Alejandro.

Ana dijo: —Hablemos en casa.

Una vez en casa, Ana le contó en detalle sobre la maldad en Victoria y sus sospechas sobre las personas detrás del escenario.

Sin embargo, justo cuando estaba a punto de revelar algo sobre su situación, Alejandro de manera inesperada tomó su mano primero.

—Soñé con algo en el camino al restaurante para recogerte.

—¿Qué fue lo que soñaste? —Ella preguntó.

Ana de inmediato le hizo una señal de que no hablara: —Déjame explicarte por qué digo esto. Hay cosas que pensé que nunca le diría a nadie en esta vida, porque son muy extrañas, o tal vez solo son un sueño para advertirme a mí misma, pero sé que no es tan simple. Últimamente han aparecido con frecuencia personas manipuladas por el mal, que recuerdan experiencias de vidas pasadas. Esto definitivamente no es una simple coincidencia. Y yo, soy una renacida.

Ella miró a Alejandro, quien escuchaba atento estas palabras con una expresión serena, aparentemente sin sorprenderse, lo que le causó a ella algo de asombro: —Tú...

—Creo en todo lo que dices. —Alejandro afirmó con extrema firmeza, sin titubear.

Los ojos de Ana se llenaron enseguida de lágrimas: —¿En verdad? ¿Quieres saber sobre mis experiencias en la vida pasada?

—Sí quiero saberlo. —Alejandro apretó más fuerte la mano de Ana.

Ana contuvo las lágrimas y luego contó todo sobre sus experiencias pasadas.

Alejandro apretaba su mano cada vez más fuerte.

Tomó más de diez minutos calmarse.

Todas las cosas que lo habían confundido antes ahora tenían respuesta clara.

Ella había despertado justo de ese tipo de pesadilla cuasi demoníaca.