Mi Matrimonio Inmediato con un Magnate romance Capítulo 1659

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Después de que Denisse se marchó, Teresa continuó concentrándose en su trabajo.

Sin embargo, su rostro se había vuelto aún más pálido que antes.

Pronto, su celular empezó a recibir notificaciones constantemente.

Ella lo abrió para mirar.

Y de pronto vio una foto de Ignacio y Denisse en una cita.

Cada imagen mostraba los momentos de su relación amorosa.

Teresa recordó que, a pesar de los años con Ignacio, apenas tenían fotos juntos porque él decía que no le gustaba ser fotografiado, y ella nunca había insistido en tomar fotos de ambos.

En los últimos meses, su relación se había vuelto cada vez más distante, ambos estaban ocupados, y a veces pasaban días sin siquiera hablar por teléfono. Ignacio había dejado de buscarla activamente.

Ahora entendía que no era la falta de tiempo lo que le impedía contactarla, sino que ya no quería invertir su tiempo en ella.

Los principios que Ignacio había mantenido, al parecer, podían cambiar dependiendo de la persona.

Respiró hondo, cerró los ojos y puso el celular a un lado.

Le tomó bastante tiempo calmarse y estabilizar sus emociones.

Cuando finalmente abrió los ojos, el dolor y la lucha habían desaparecido de su mirada, y volvió a sumergirse en el trabajo.

Horas más tarde.

En un pequeño bar de música.

La música suave sonaba de fondo en un ambiente agradable y privado.

A diferencia de los bares más bulliciosos, este pequeño bar musical era uno de los lugares favoritos de Teresa.

Sin embargo, ahora no podía beber alcohol.

Ana, que había conducido, tampoco podía beber.

Ana llegó y, al primer vistazo, vio a Teresa, quien permaneció inmóvil por unos segundos, observando a Teresa distraída mirando por la ventana, cuya aura transmitía claramente su estado de ánimo decaído.

—Compré unos bocadillos en el camino aquí; siempre hay gente haciendo cola en esa tienda, mi colega dijo que son especialmente buenos. ¿Qué tal si probamos juntas?

Teresa volvió en sí y levantó la vista hacia Ana.

En su corazón, Ana era como una hermana mayor para ella, quien la había ayudado mucho en el pasado.

Durante estos años, siempre que se sentía triste o veía su futuro incierto y se encontraba perdida, buscaba a Ana.

Sin darse cuenta, parecía que había empezado a ver a Ana no solo como una amiga o hermana, sino como a un familiar.

El sabor de los bocadillos no era tan intenso, pero el aroma sí le abrió el apetito.

—Creo que yo también he hecho cola en esa tienda, a veces paso por allí después del trabajo.

Ana sonrió: —Parece que tenemos el mismo gusto.