Mi Matrimonio Inmediato con un Magnate romance Capítulo 1683

Bryan sonrió: —Ella vino a traer medicina a medianoche, y aunque parecía ser solo una muestra de cuidado de una empleada hacia su líder, siempre había un significado adicional. Puedes tomar mi experiencia como referencia y no hacer algo de lo que te arrepientas después.

Aunque el tiempo podía curar todo, las cicatrices que quedaban no desaparecían tan fácilmente.

Los sentimientos puros que había guardado en su corazón y que ya no tocaba más, no volverían en esta vida.

Una vez que algunas personas se perdían, se perdían para siempre.

Alejandro, con el rostro serio, dijo: —No lo haré.

Al oír que Alejandro decía que no lo haría, Bryan asintió. No lo habría creído si alguien más lo hubiera dicho, pero si lo decía Alejandro, era completamente confiable.

Además...

—Ella eligió el método incorrecto para llamar tu atención; quienes te conocen saben que no te gusta tomar medicamentos —Bryan casi se rió al mencionar esa debilidad de Alejandro.

El presidente del Grupo García detestaba tomar medicamentos.

Incluso Ana a veces se sentía impotente respecto a ese aspecto de Alejandro.

Y que alguien le llevara medicamentos directamente a casa era como pedir ser rechazado.

Después de todo, solo había una Ana.

Alejandro frunció el ceño, claramente disgustado por la mención de los medicamentos. —Ya es tarde, vamos a dormir.

—Está bien.

—

Al día siguiente.

Ana acababa de llevar a Josefina a la escuela infantil cuando Beatriz le hizo una llamada internacional.

—Ana, ¿me extrañas?

Desde que, hacía dos años, Beatriz se había mudado con sus hijos y Mauricio a El país de Piedraplata para establecerse, casi no había vuelto. Durante ese tiempo, los padres de Beatriz habían visitado El país de Piedraplata.

Por suerte, cualquier cosa que quisiera de casa, sus padres se la enviaban por correo, y el chef que Mauricio había contratado era muy bueno preparando platos de su país natal, así que podía comer lo que quisiera.

Pero realmente extrañaba a Ana.

—Este verano ya tengo planes con Judith, ella ha hecho algunos arreglos. ¿Qué tal en las vacaciones de invierno? Llevaré a Josefina a visitarte entonces —Ana también se sentía algo decepcionada.

Habían pasado dos años sin verse, y realmente extrañaba a Beatriz.

Aunque Beatriz se sintió algo decepcionada, al oír que podrían reunirse en las vacaciones de invierno, su rostro se iluminó de nuevo. —Muy bien, entonces te esperaré en el invierno para que vengas a visitarnos. He abierto algunos restaurantes aquí en El país de Piedraplata y están yendo bien, cuando vengas te aseguro que comerás igual que en casa.

—Eres increíble, una mujer de negocios exitosa dondequiera que vayas —Ana sonrió.

Frente a Ana, Beatriz no era nada modesta. —¡Por supuesto! ¿Quién más sino yo? Ni los hombres ni los niños pueden detener mi progreso.

Justo en ese momento, Ana oyó de fondo en el celular de Beatriz a alguien más hablando.

—¿Señora Beatriz? ¿Es realmente usted? Pensé que me había equivocado. Hace un par de días me confundí de persona y fue bastante embarazoso.