Mi Matrimonio Inmediato con un Magnate romance Capítulo 1712

Cuando Josefina la llamó, Ana se levantó.

Mientras se dirigía hacia ella, Ana echó un vistazo atrás y vio a Tania y a su amiga aún inmersas en una acalorada discusión.

El semblante de Tania y su amiga se transformó al instante.

Después, dirigieron su mirada hacia Alejandro y Josefina, y luego la voltearon hacia Ana.

Experimentaban ese tipo de incomodidad que te invade todo tu ser.

—¿Señora Ana?

Tania lucía algo despeinada.

Ana simplemente les lanzó una mirada despreocupada antes de desviar la atención y dirigirse hacia la zona de juegos infantiles.

Aunque Ana aparentaba total tranquilidad, Tania y su amiga no lo estaban.

Ambas pasaron saliva nerviosamente, y al apartar la vista de Ana, se miraron entre sí con una evidente incredulidad.

¿Cómo podía ser esto una coincidencia?

—¿Ella es la señora Ana? Entonces... ¿escuchó todo lo que estábamos diciendo? ¿Y si se lo cuenta al jefe Alejandro y.…? —su amiga no sabía cómo continuar, visiblemente angustiada. ¿Quién hubiera imaginado que un fin de semana destinado a relajarse al máximo terminaría en tal situación?

Hablar en privado era simplemente elegir un tema al azar, aunque estuviera lleno de fantasías y ambiciones personales, pero seguía siendo una comunicación normal. ¿Quién hubiera pensado que intentando seducir al jefe Alejandro, serían escuchadas por su esposa?

¡Esto era más vergonzoso y difícil de aceptar que la muerte misma!

Tania palideció, sentía que el mundo giraba a su alrededor, y su mente estaba nublada: —Estábamos tan cerca, hablamos en voz alta, seguro nos oyó.

Lo peor de todo era que si el jefe Alejandro se enteraba, podría perder su trabajo.

El hecho de que la asistente temporal al lado del presidente Alejandro fuera despedida ya había sido motivo de burlas entre bastidores. Si ahora perdía su trabajo, tal vez no tendría buenas oportunidades en el sector en el futuro.

En ese breve momento, Tania tuvo una ráfaga pensamientos en su mente, ya ideando varios planes de acción.

Finalmente, después de unos quince minutos, Alejandro llegó.

Ana estaba jugando entretenida con su hija.

Después de que Alejandro llegó, primero tomó agua.

Los ojos de su amiga se iluminaron al ver llegar a Alejandro y solo.

Con él en persona frente a ellas, era difícil apartar la mirada.

No era de extrañar que Tania siempre dijera que no quería un novio, solo quería estar con el jefe Alejandro, incluso si eso significaba ser solo una amante secreta, ella estaría dispuesta, su amiga también lo estaría.

¡Sencillamente no había nadie que pudiera reemplazarlo!