Mi Matrimonio Inmediato con un Magnate romance Capítulo 1767

Esperanza agradecida invitó a Manuel a entrar de inmediato.

Ella residía en un pequeño apartamento de apenas poco más de veinte metros cuadrados, donde el salón y el dormitorio constituían un único espacio, con la cocina ubicada en la entrada y el baño a la derecha.

Por fortuna, a ella le gustaba mantener todo limpio y no acumulaba muchas cosas en casa, por lo que, a pesar de su reducido tamaño, el lugar se mantenía ordenado y acogedor.

Manuel también se sorprendió al entrar, no esperaba que fuese un lugar tan pequeño.

El edificio constaba de varios apartamentos, y seguro había unidades de mayor tamaño, aunque el que había escogido Esperanza debía ser uno de los más pequeños.

No obstante, por pequeño que fuera, aún disponía de un sofá individual y una mesa pequeña.

Había espacio suficiente para tomar un café y relajarse un poco.

La decoración, de estilo femenino, creó un ambiente cálido.

Al principio, Manuel no percibió nada inusual, pero después de que Esperanza le trajera un vaso de agua y él tomara algunos sorbos, comenzó poco a poco a sentir que algo no estaba del todo bien.

¿Cómo había terminado en la casa de una mujer soltera?

—Mira, mejor me voy, asegúrate de cerrar bien la puerta cuando estés en casa. Contactaré a Isidro para que te consiga un nuevo lugar para vivir. Si Gerardo sigue buscándote estos días, llama a la policía. Haré que Isidro prepare todo lo necesario para manejar la situación. —Dijo Manuel, levantándose apresurado para irse.

Después de darle esos pequeños consejos, se dispuso a salir.

Esperanza obedeció agradecida con docilidad.

Luego sintió que en realidad lo lamentaba: —Lo siento mucho, le he causado problemas tanto a ti señor Manuel como a Isidro.

—Esto no tiene nada que ver contigo, es Gerardo quien es un desgraciado. —Manuel nunca había sido partidario de Gerardo.

Gerardo aún era conocido en el mundo del espectáculo, todo gracias a diversos artilugios publicitarios, haciendo fechorías que no deberían hacerse públicas.

Dicho esto, Manuel ya estaba listo para irse, pero su mirada se fijó por casualidad repentinamente en Esperanza.

Ella tenía puesto un largo y holgado vestido blanco de casa, lo que hacía que su delgado cuello pareciera aún más blanco y delicado.

Con el cabello largo cayendo sobre sus hombros y su rostro sin maquillaje, completamente natural.

Los ojos de Esperanza brillaban con claridad.

Verifique o captcha para ler o conteúdoVerificar