Mi Matrimonio Inmediato con un Magnate romance Capítulo 265

Es impresionante cómo se esfuerza en mostrar su superioridad en todo momento.

¿De dónde proviene esta supuesta superioridad?

—Te he investigado, pero no como tú crees. Solo estoy ofreciéndote otra opción que puedes elegir.—Nuria no creía que estuviera equivocada.

Ana miró la hora. Faltaban veinte minutos.

Alejandro siempre era puntual, así que debería estar por llegar.

Al ver que Ana miraba el reloj, Nuria preguntó:—¿Has quedado aquí con alguien para cenar?

—¿Con quién?—preguntó con un tono algo ansioso.

Ana sonrió:—¿No tienes ya la respuesta?

El rostro de Nuria se tornó sombrío.—Piensa bien en mi propuesta. Después de hoy, si te arrepientes, ya no te daré otra oportunidad. Conozco al presidente García desde hace mucho tiempo; tú apenas acabas de conocerlo. No sabes cómo es la familia García, no aceptarían que una chica criada en el campo se case con el presidente García. Solo serás un juguete para él.

—¿Ya has terminado?—respondió Ana con cierto fastidio.

Ella siempre había sido paciente, pero ahora su paciencia se agotaba rápidamente por las acciones de Nuria.

—Ana, no pongas a prueba mi paciencia.—dijo Nuria, irritada.

Desde pequeña, rara vez había enfrentado obstáculos, y ahora, debido a Ana, seguía tropezando una y otra vez.

—Eso es algo que debería decir yo. Señorita Nuria, si no tienes nada más que decir, ¡lárgate! Si tienes algún problema, habla directamente con Alejandro y no me molestes,—dijo Ana sin mostrar ninguna emoción.

El rostro de Nuria cambió.—Ana, ¿sabes lo que estás haciendo?

—¡Cualquier condición que quieras, ponla!—dijo Nuria.

Ana originalmente pensaba que no había mucha gente tan arrogante como los de la familia González, pero resultó que había otros aún peores.

—Si no tienes mil quinientos millones de dólares, no vengas a buscarme.—Ana le lanzó una cifra exorbitante.

—¿Estás loca? Ana, si ofendes a la familia Flores, no tendrás un buen final. Ahora te aprovechas de la indulgencia del presidente García, pero pedir mil quinientos millones de dólares es demasiado. Si el presidente García supiera cuán codiciosa eres, te patearía sin pensarlo dos veces.—Nuria de repente encontró a Ana repugnante.

Ana respondió fríamente:—No te metas en lo que no te importa. ¿Qué pasa, Nuria? ¿Tan joven y ya aspiras a ser la cuarta esposa?

—¡Ana!

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