Mi Matrimonio Inmediato con un Magnate romance Capítulo 298

—¿Por qué estás aquí? ¿Cómo es que viniste?

Preguntó Javier con el ceño fruncido.

—Soy tu hermana, también soy hija biológica de mamá. ¿Por qué no podría venir? Hoy es fin de semana y vine a ver a mamá,—respondió Carmen, fingiendo indiferencia.

Por dentro, Carmen estaba fastidiada con Javier.

¿Es que no sabe quién es más cercano? Ella es su hermana mayor, y en lugar de tratarla bien, Javier le mostraba una actitud grosera. Realmente no tenía modales.

Con el rostro sombrío, Javier dijo:—Hoy no eres bienvenida. La próxima vez que vengas, llama antes. No aparezcas sin avisar.

Javier cerró la puerta de golpe.

Hoy era un día para que su familia estuviera junta, y no quería que nadie los molestara.

Especialmente Carmen.

No importaba cuánto Carmen intentara disimular, Javier siempre sentía que tenía malas intenciones, que definitivamente no venía con buenas intenciones.

Carmen miró la puerta que se cerró directamente en su cara, y su expresión se oscureció de inmediato.

Había venido apresuradamente el fin de semana con la esperanza de encontrarse con Francisco y mejorar su relación como hermanos. Incluso había olido la comida.

De reojo, vio que la mesa estaba llena de platos y que había varias cosas en la sala de estar.

Por la pinta, era posible que Francisco hubiera regresado.

Pero nunca esperó que Javier tuviera tanta hostilidad hacia ella.

¡Qué molesto!

Javier realmente no era una persona agradable.

En ese momento, Elena, quien escuchó el ruido, se acercó y le preguntó a Javier:—¿Quién tocó la puerta hace un momento?

Acababa de cambiarse de ropa nuevamente.

Anita le había comprado dos o tres conjuntos, todos los cuales le gustaban mucho.

—Alguien que tocó la puerta equivocada,—respondió Javier.

Francisco se quedó un momento en silencio, luego bajó la cabeza mirando los escalones y dijo: —Anita ha crecido. Dejemos que maneje sus propios asuntos. Incluso si es un pretendiente, ella sabrá juzgar. Después de lo que pasó con Carlos, ya ha madurado.

Manuel aún no estaba del todo tranquilo.—Si es un pretendiente de Anita, quiero asegurarme de quién es y qué tipo de persona es. Hoy en día, no se puede confiar en muchos hombres, y no quiero que Anita vuelva a sufrir.

Al oír esto, Francisco le echó una mirada a Manuel.

—Hermano, ¿por qué me miras así? ¿Dije algo mal?—Manuel preguntó con cierta perplejidad.

Y había algo extraño en su interior, como si Francisco supiera algo que él no.

Con voz calmada, Francisco respondió:—No es nada. Sigue subiendo las escaleras.

—Vi el coche de Anita hace un rato. Debe haber llegado hace tiempo,—dijo Manuel, decidido a preguntarle a Anita durante la cena.

Cuando llegaron a la puerta de la casa, vieron a Carmen parada frente a ella, y ambos fruncieron el ceño.

—¿Qué haces aquí?—preguntó Manuel de mala manera.

El rostro de Francisco también se oscureció.