Mi Matrimonio Inmediato con un Magnate romance Capítulo 352

Ana solía enfrentar las situaciones de frente, y esa vez no fue la excepción, acercándose aún más.

Tras un momento, Alejandro, que la abrazaba, finalmente se adormeció, su respiración calmada y pareja.

——

A la mañana siguiente, Alejandro mencionó que tendría una videoconferencia de tres horas. Al oír esto, Ana comentó que aprovecharía para visitar el acuario del hotel.

Mientras Alejandro estaba en la videoconferencia, Ana salió con su mochila.

Cerró la puerta del cuarto con delicadeza.

Alejandro miró hacia la puerta un instante antes de desviar la mirada.

Tras bajar en el ascensor, Ana siguió las señales hacia el acuario.

Desde pequeña, raramente había tenido la oportunidad de visitar acuarios, solo lo había hecho una vez en la secundaria durante unas vacaciones, cuando Francisco los llevó a ella y a otros amigos; en aquel entonces, las entradas eran demasiado costosas para ellos.

Más adelante, en la universidad, tuvo incluso menos tiempo libre ya que necesitaba trabajar para pagar su matrícula y sus gastos.

Una vez dentro, tomó numerosas fotos y las compartió en el grupo de Instagram de su familia.

Los miembros del grupo vieron las fotos y la felicitaron, alentándola a disfrutar del momento.

El acuario del hotel era amplio y, después de explorarlo con calma durante tres horas, decidió volver al hotel.

Justo cuando estaba por salir del acuario, Alejandro la llamó.

—Voy al hospital, ¿me acompañas?

Ana, recordando que al día siguiente regresarían a la ciudad A y que hoy debía visitar a Sofía, contestó: —Claro, te espero en la entrada del hotel.

Minutos después, Alejandro apareció.

Al verlo, Ana le ofreció una de las salchichas asadas que llevaba, —¿Quieres?

Había visto las salchichas al salir del acuario; estaban bien hechas y olían delicioso, así que compró dos.

Ana comió rápidamente, apresurándose para acabar lo que quedaba.

—Listo.

Ana le indicó a Alejandro que ya podían subir al coche.

Una vez adentro, ninguno de los dos habló, y el coche estaba inusualmente silencioso.

El conductor, que los había estado llevando estos días, notó que antes la atmósfera entre ellos siempre había sido amena, no como ahora, que parecía haber algún problema.

El conductor prefirió no hacer comentarios.

Así, en silencio, llegaron al hospital.

Al entrar en la habitación del hospital, encontraron a Sofía hablando por teléfono, probablemente con una compañera de clase.

Al verlos, rápidamente intercambió unas palabras con su amiga y colgó.