Mi Matrimonio Inmediato con un Magnate romance Capítulo 37

—Mañana a las nueve y media, vayamos juntos al registro civil. ¿Qué tipo de compensación quieres? —preguntó él.

Nunca había sido una persona tacaña. Aunque Ana se había acercado a él con segundas intenciones, había logrado hacer muy feliz a su abuela. Se notaba que realmente le tenía cariño.

—No necesito ninguna compensación. —Ana rechazó directamente.

En la carta de la abuela Ruiz decía que ella podía volar libremente por el mundo. Si Ana quería ganar dinero, sabía cómo hacerlo.

Sin embargo.

—Si la abuela García quiere verme o necesita mi ayuda, espero que no lo impidas. Para mí, la abuela García es tan respetable como la abuela Ruiz.

Alejandro conocía a la abuela Ruiz, la había visto varias veces.

Era una figura muy misteriosa, también amiga de su abuela.

Pero la abuela Ruiz no era lo mismo que la mujer que tenía delante, cuyos pensamientos no eran tan simples.

—Casi olvido algo. Antes de obtener la licencia de matrimonio, prometiste dejar de ayudar a la familia González. Espero que cumplas con eso. —dijo Ana.

Después de decir todo lo que necesitaba, no había más que hablar.

Alejandro miró a Ana pensativamente.

Sus palabras eran claras y directas, casi como si él estuviera provocando una disputa solo para romper el acuerdo.

Frunció el ceño. —Está bien.

Ambos llegaron a un acuerdo.

Solo necesitaban ir al registro civil mañana.

Ana se levantó, tomó su bolso y subió las escaleras. —Iré a empacar mis cosas. Mañana me mudaré de la Villa Estrella del Mar. A la abuela le diremos que...

—Después de convivir estos días, descubrimos que nuestras personalidades no son compatibles y no podemos vivir juntos. Estoy seguro de que la abuela lo entenderá.

Sin tiempo para reflexionar más, miró a Ana, quien ya había levantado la mirada hacia él. —La abuela acaba de sentirse mal del corazón y ha sido llevada al hospital. Tenemos que ir ahora mismo. —dijo Alejandro.

Ana se alarmó de inmediato. —¿La abuela García no estaba mejor estos días?

—La información del hospital dice que la llevaron a tiempo, pero sabremos más detalles cuando lleguemos. —respondió Alejandro con tono grave.

Ana dejó inmediatamente lo que estaba haciendo y dijo, —Vamos rápido.

—Sí.

Media hora después.

Afortunadamente, no encontraron tráfico y llegaron al hospital rápidamente.

Al llegar, se dirigieron directamente a la habitación de la abuela García.

Antonio, el mayordomo, les informó sobre la situación. —La señora acaba de despertar. Dijo que si ustedes llegaban, primero coman algo y luego vengan a verla. Tiene algo que quiere decirles cuando se sienta mejor.