Mi Matrimonio Inmediato con un Magnate romance Capítulo 443

Gustavo acaba de llegar a casa y ve que todo está un desastre. ¿Cómo es posible que, estando los tres sin hacer nada, nadie haya ordenado la casa?

Acaba de plantear la pregunta cuando cada uno tiene su excusa.

—Con tanta gente haciendo ruido afuera, era imposible salir a comprar algo para comer y tampoco teníamos fuerzas para limpiar. Además, nunca hemos hecho estas cosas, no sabemos cómo hacerlo—, se defiende Sergio con convicción.

José también frunce el ceño: —Hay muchas cosas que hacer en casa ahora, y también tenemos que cuidar a mamá. No seas tan exigente. Sé que tienes mucho que enfrentar últimamente, pero no necesitas desahogar tu enojo con la familia. Además, ¿no íbamos a mudarnos? ¿Para qué perder el tiempo limpiando?

—Sí, Gustavo—, interviene Carmen rápidamente.

Como la única mujer en casa, no quiere ser tratada como una sirvienta. Sus manos están hechas para hacer cosas más grandes y hermosas, no para las tareas domésticas.

Gustavo mira a los tres, justificándose con firmeza, y toma aire con indignación: —¡Ustedes!

—No te enojes. ¿No que nos íbamos a mudar? ¿Has llamado a la compañía de mudanzas? Con tantas cosas que tenemos, se necesitarían varios camiones para llevarlas todas. ¿Y quién va a limpiar la vieja casa? Ni siquiera recuerdo cuántas habitaciones tiene, ni si serán suficientes para nosotros—, pregunta José uno tras otro.

Gustavo, furioso, exclama: —¿Me preguntas a mí? ¡El trabajo en la empresa ya me tiene al borde del colapso y ustedes no hacen nada en casa! ¿Compañía de mudanzas? ¡No tenemos dinero para pagar a una empresa que venga a empacar todo! Ya vendí esta villa, mañana por la mañana la casa debe estar vacía, así que nadie duerma esta noche, ¡empiecen a empacar ahora! ¡Dejen de soñar!

Con el rugido de Gustavo, ellos sienten un fuerte golpe en el pecho, quedando boquiabiertos.

Como si un rayo los hubiese golpeado de repente, los tres, aún aferrados a sus fantasías, despiertan de su sueño.

—¡Vayan a empacar!

Grita de nuevo Gustavo.

No está dispuesta, ¡se arrepiente!

—El dinero en sus cuentas fue transferido para pagar deudas, y todas nuestras propiedades han sido liquidadas. Ahora podemos decir que no tenemos nada. Tengo mil cuatrocientos dólares en mi cuenta, ¿qué creen que podemos hacer con esos mil cuatrocientos dólares? Primero arreglen este lugar, mañana todos tendrán que buscar trabajo para ganar dinero, las deudas de la familia son enormes y deben ser pagadas lo antes posible,— dijo Gustavo, pálido y con un tono sombrío.

Los otros tres están atónitos.

Buscar trabajo...

Solo quedan mil cuatrocientos dólares en casa...

—Vamos a buscar a Ana, ella ha ganado mucho dinero de Alejandro y también conoce al nieto de Don Fernando. Seguramente puede ayudarnos a pagar las deudas,— Sergio de repente tiene una idea.