Mi Matrimonio Inmediato con un Magnate romance Capítulo 660

—Lo compré hace un par de días en el supermercado, es un sabor nuevo. Cuando era pequeña y viajaba en tren hacia ciudad A, siempre preparábamos ramen instantáneo. El tren avanzaba lentamente y mi hermano y yo pensábamos que el ramen era la comida más deliciosa del mundo.

Mientras Ana espera que el agua hierva, charla de cosas cotidianas con Alejandro.

Alejandro, apoyado casualmente, comenta relajado: —Yo nunca he probado eso.

—¿Nunca has viajado en tren?

—No.

Al principio, Ana se sorprende, pero luego recuerda que Alejandro creció en una familia acomodada, un niño de la aristocracia que siempre viajaba en coche privado o avión, y en años recientes, en trenes de alta velocidad. Así que era normal que nunca hubiera viajado en tren.

—Algún día deberíamos hacerlo juntos, te garantizo que experimentarás la esencia de la vida cotidiana, es decir, una sensación muy vivencial. —dice Ana con una sonrisa.

Justo cuando el agua comienza a hervir, Ana vierte lentamente el agua caliente en el tazón de ramen instantáneo.

El aroma se esparce por la cocina.

Ella gira la cabeza hacia Alejandro, con una sonrisa que curva sus ojos como medias lunas brillantes: —¿Huele bien?

Alejandro, con la mirada fija en el rostro de Ana, tragó saliva: —Sí.

Un sabor a múltiples aditivos que, si lo hubiera olfateado antes, seguramente habría fruncido el ceño y apartado la vista.

Pero ahora siente que este sabor irradia una calidez que se infiltra lentamente en el corazón.

La noche siempre ralentiza los pensamientos, pero de una manera inusualmente saltarina.

El ramen huele bien, pero Ana es aún más hermosa.

De repente, Alejandro ya no quería comer el ramen, solo quería llevar a Ana a la cama.

—Esperemos unos minutos. —dice Ana, mirando el reloj.

Alejandro responde algo, con la mirada baja y perdido en sus pensamientos.

Ana de repente se da cuenta de que a los fideos instantáneos de hoy les falta algo esencial, y comienza a buscar en el armario.

Finalmente encuentra unas salchichas.

Después de comer, cuando estaban a punto de subir a ducharse, el teléfono de Alejandro sonó.

—¿Antonio?

Cuando Ana escucha que es Antonio, mira a Alejandro.

¿Por qué Antonio llamaría a Alejandro a esta hora?

¿Podría ser que algo le sucedió a la abuela García?

Después de escuchar lo que Antonio dijo, Alejandro cambió su expresión y, después de colgar, le dijo a Ana: —La abuela de repente se sintió mal del corazón, acaba de ir al hospital.

El rostro de Ana también cambió: —Vamos rápido al hospital.

¿Cómo es que de repente el corazón de la abuela García se sintió mal?

¿No es que la salud de la abuela García había mejorado mucho últimamente?