Mi Matrimonio Inmediato con un Magnate romance Capítulo 68

Alejandro vio el video.

En él, Ana interactuaba con el hombre de manera natural y relajada, mucho más claro que en las fotos.

Alejandro frunció ligeramente el ceño y respondió con tres palabras: [¿Estás muy ocioso?]

Eduardo, al ver esas palabras, sintió un escalofrío recorriéndole el cuerpo.

¡No, no estaba ocioso!

Ahora entendía que su jefe probablemente no tenía interés en la señorita González, de lo contrario, no habría sido tan indiferente.

De repente, sintió que su destino estaba en peligro, como si lo fueran a desterrar a algún lugar lejano. Jamás volvería a intentar probar los límites de su jefe.

Sin embargo, ¿acaso a la señorita González tampoco le importaba si el jefe la quería o no?

——

Alejandro se quitó la corbata de un tirón, arrancando un botón de su camisa en el proceso.

Miró el botón caído en el suelo, se agachó y lo recogió.

En la palma de su mano, el botón finamente trabajado brillaba bajo la luz.

Con su pulgar, lo acarició lentamente.

Miró su reloj, eran las ocho y diez de la noche.

Sus ojos, que ya estaban sin expresión, se volvieron aún más fríos.

——

Después de salir del mercado nocturno, Ana y Francisco se disponían a tomar caminos diferentes.

'¿No había terminado recién con Carlos? ¿Cómo era posible que se casara tan rápido?'

¿Qué había pasado en este tiempo? Ana nunca había sido una persona impulsiva.

—¿Con quién te has casado? ¿Cuántos años tiene? ¿En qué trabaja? ¿Cómo se conocieron? —preguntó Francisco rápidamente. Temía que, herida por Carlos, Ana hubiera tomado una decisión apresurada y se hubiera casado con un hombre de malas intenciones.

Ana respondió con seriedad, —Es alguien que la abuela García me presentó. Decidimos estar juntos después de pensarlo bien, pero por algunas razones, no puedo presentártelo todavía.

—Tiene un trabajo estable, es cinco años mayor que yo. Aunque fue un matrimonio rápido, me trata bien.

—¿Entonces es un matrimonio por amor a primera vista? Anita, ¿has leído demasiadas novelas y crees en esos cuentos? —el rostro de Francisco se oscureció completamente.

Quería conocer al hombre que había convencido a su hermana para un matrimonio tan apresurado.

—No pienso en el amor a primera vista. Las novelas son solo novelas; yo no soy la protagonista de una novela. Simplemente... estamos compartiendo la vida, no hay tantas complicaciones. No te preocupes, después de todo lo que he pasado, sé lo que estoy haciendo. —dijo Ana, poniendo en marcha el coche.