Mi Matrimonio Inmediato con un Magnate romance Capítulo 716

Observando la familiaridad en las palabras entre la mujer frente a ella y Alejandro, Ana explicó: —Este coche todavía pertenece a él, no me lo ha regalado.

—¿No te lo ha regalado? —El semblante de Patricia se suavizó un poco.

Al ver que Patricia aún bloqueaba la puerta del coche, Ana le instó de nuevo: —Por favor, hazte a un lado.

El rostro de Patricia se ensombreció nuevamente: —¿Desde cuándo estás con Alejandro?

—¿Es necesario que te lo diga? —Ana también enfrió su tono.

—Mi relación con Alejandro... —Patricia se detuvo a mitad de frase, su ya pálida cara se volvió aún más blanca, —Fuimos compañeros de secundaria.

De repente, Ana recordó lo que Kenia le había dicho anteriormente: Alejandro tenía un amor de juventud.

Ese primer amor estaba en el extranjero.

Si no fuera por la aparición de ella, Alejandro y su primer amor estarían juntos, y la razón por la que Alejandro no había tenido mujeres a su lado era porque estaba esperándola.

¿Será esta mujer el primer amor de Alejandro?

Al notar que Ana no respondía, Patricia suavizó su expresión; no quería revelar demasiado de sus emociones frente a Ana, quien parecía una chica codiciosa y vanidosa, como si realmente le importara Alejandro.

—En el grupo de antiguos alumnos, alguien mencionó algo sobre ti y él; dicen que te has aferrado a él. Eres muy hermosa, en realidad podrías hacer carrera en el mundo del espectáculo. Podrías tener un buen desarrollo en el entretenimiento. ¿Has considerado intentarlo? Puedo recomendarte a una agencia de cine y televisión, también les pediré que te proporcionen recursos para que asciendas rápidamente a una posición más alta, —Patricia lanzó el anzuelo.

Hoy en día, muchas chicas quieren ser influencers para ganar dinero, no es que no quieran ser estrellas, es que ser una estrella implica ciertas barreras, no es solo cuestión de firmar con una agencia.

Ana arqueó una ceja, escuchando a Patricia terminar de hablar, casi se ríe: —Gracias, pero ya tengo trabajo.

—¿Trabajo? —Patricia frunció el ceño con una expresión fría, —¿Pasando cada día con Alejandro? Ser el accesorio de un hombre no dura mucho, creo... él pronto te dejará ir. Como mujer, te lo digo por tu bien, deberías considerarlo seriamente.

Después de decir esto, su mirada aguda notó la mano herida de Ana y la frente vendada: —¿Alejandro te hizo algo para que no estés feliz? ¿Te golpeó?

O tal vez...

¿Fue demasiado brusco en la cama?

Antes de que pudiera terminar, una voz masculina suavemente profunda interrumpió: —Señorita Ana.

Al segundo siguiente, añadió: —¿Patricia?

Ana miró hacia allá; era Ignacio.

Claramente, Ignacio también conocía a Patricia.

Patricia, cuya frente fruncida se relajó al ver a Ignacio, recuperó algo de su orgullo y respondió con una sonrisa: —Qué coincidencia, han pasado años desde la última vez, sigues siendo el mismo.

Ignacio sonrió levemente y asintió: —De hecho, han pasado algunos años.

Luego miró a Ana: —Hailita está en el restaurante de enfrente, justo estoy de camino para allá, ¿le gustaría acompañarme, Señorita Ana?

La actitud era claramente diferente.

Con Patricia era una cortesía superficial, la hipocresía habitual entre estas personas.