Mi Matrimonio Inmediato con un Magnate romance Capítulo 868

Ana fue a la nevera a buscar cerveza.

También aprovechó para lavar algo de fruta.

La mesa estaba llena de deliciosos bocadillos de pato, como cuellos y huesos de pato, que al abrir el paquete ya desprendían un aroma tentador.

Estaba tan ocupada últimamente que no había tenido la oportunidad de probarlos.

Había visto en Instagram que alguien había publicado sobre esta tienda, diciendo que eran los mejores bocadillos de pato en toda la ciudad A.

Finalmente, podía probarlos hoy.

Cuando terminó de organizar todo, Alejandro ya había bajado después de ducharse.

Ambos se sentaron en silencio a ver televisión, comiendo en silencio los bocadillos de pato.

En realidad, Alejandro solo probó unos pocos, ya que no le gustaba mucho el sabor picante, pero bebió cerveza y comió fruta.

Ana, en cambio, tenía buen apetito.

Sin darse cuenta, ya se había comido casi la mitad de los bocadillos de pato.

Lo miró a Alejandro, dándose cuenta tarde.

Hoy, Alejandro parecía muy accesible, con un aire de cercanía y simpatía.

Su relación en ese momento parecía la de una pareja común, sin muchas palabras, pero con la calidez reflejada en las miradas del otro.

No sabía si era por la cerveza, pero en ese momento sentía que veía a Alejandro a través de una especie de filtro.

—Ana.

De repente, Alejandro habló.

—¿Qué? —Ana levantó la mirada, ligeramente embriagada, y lo miró.

Alejandro inclinó la cabeza y la besó.

Cuando el beso terminó, dijo: —No nos divorciemos, ¿te parece?

¿Dijo que no quería divorciarse?

—¿Tú...? —Ana se quedó momentáneamente en shock.

Eso tenía que ver con Ignacio.

Evidentemente, Ana no era indiferente a Ignacio.

—Sí, la hermana de Ignacio. Ahora voy a llamar un taxi. —Ana se sintió un poco arrepentida, no debería haber bebido cerveza.

Alejandro apretó los labios y se levantó para hacer una llamada al conductor.

Luego le dijo a Ana: —El conductor llegará en unos veinte minutos.

—¡Bien!

Ana suspiró aliviada y aprovechó el tiempo de espera para subir y cambiarse de ropa, luego bebió una botella de leche para aliviar el aturdimiento causado por el alcohol.

Cuando el conductor llegó, Alejandro también salió con ella.

—Es medianoche, no es seguro que salgas sola.

Ana miró al conductor, anteriormente había hablado un poco con él, sabía que era un veterano, y tenía habilidades de combate, de lo contrario no podría ser el chofer de Alejandro.

Con alguien tan capacitado como él, ¿cómo podría ser peligroso ir y venir con ella?