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Tras ver que su papá había dado su brazo a torcer, Braint hizo todo lo necesario por aguantar la risa, y luego comenzó a ayudar seriamente a su padre; no obstante, después de una buena explicación y, como además era un genio en todo sentido, a Beau no le fue difícil aprender rápidamente sobre los emojis. Mientras tanto, Eliza, quien estaba sentada en el sofá de la sala, frunció ligeramente el ceño, pues no podía creer los emojis que le envió el sr. Valentine; incluso, después de ese momento, ella retiró todo lo que había dicho antes sobre el hombre.
En realidad, parecía que el sr. Valentine ahora no solo sabía cómo usar emojis, sino que también podía usarlos con facilidad; incluso, tenía y usaba emojis que ella nunca antes había visto. A decir verdad, Eliza estaba un poco confundida por la situación, no sabía por qué el sr. Valentine, que antes no era muy bueno para hablar, ahora parecía haberse transformado en otra persona; sin embargo, tras ver que ahora contestaba rápidamente, la mujer siguió conversando con él durante mucho tiempo y, de hecho, cuando llegó la hora de comer, dejó su celular de mala gana.
Durante la comida, Beau se sentó frente a Eliza y los pequeños estaban sentado uno a cada lado; sin embargo, como se sentían un poco incómodos con el ambiente extremadamente silencioso, el hombre preguntó casualmente: “¿Hiciste una cita con el sr. Valentine del que me hablaste?”. Tras escuchar su inquietud, Eliza asintió lentamente con la cabeza y, respondió amablemente: “Sí, así es. De hecho, quizás no pueda cenar en casa esta noche, pues tengo una cita para comer en un restaurante con el sr. Valentine”.
Después de eso, Eliza sonrió con delicadeza y, alcanzándoles algunas verduras a sus hijos, les ordenó con ternura: “Tomen, coman más”. Mientras que, tras escuchar su corta e indiferente respuesta, Beau frunció ligeramente el ceño; en realidad, como ellos habían hablado durante mucho tiempo, pero Eliza no mencionó nada de eso, el hombre volvió a preguntar con gran inquietud: “¿De qué más hablaste con él?”.
“No mucho, solo sobre una futura colaboración”, respondió seriamente Eliza, y luego, mirándolo un poco confundida, ella preguntó con curiosidad: “Y tú, ¿por qué estás tan preocupado por el sr. Valentine?”. Al notar que el hombre tenía una fuerte inquietud por saber sobre el sr. Valentine, a Eliza se le vino repentinamente la idea de que él pensara que entre ella y ese hombre pudiera ocurrir algo; por ello, se sintió un poco ansiosa, tosió suavemente par tener su atención y, tratando de aclarar las dudas del hombre frente a ella, explicó claramente: “La verdad es que antes de esta conversación, pensaba que el sr. Valentine no sabía cómo usar un emoji, pero descubrí que es bastante bueno en eso”.
Después de escuchar esas palabras, Beau sonrió ligeramente y miró orgullosamente a su hijo Braint; sin embargo, tras notar ello, Braint sacudió la cabeza con impotencia y siguió comiendo tranquilamente su comida. No obstante, estuvieron a punto de reírse a carcajadas, cuando escucharon las palabras de Eliza: “De hecho, parece que, aunque el sr. Valentine es un anciano, su mentalidad aún se conserva muy joven. Realmente espero poder seguir siendo tan joven cuando tenga la edad de ese hombre”.
Tras escuchar a la mujer, Demarion y Braint se miraron ligeramente, levantaron rápidamente su plato y, de esa forma, bloquearon la risa que casi no pudieron contener; mientras que, la expresión de su padre también cambió repentinamente. Por su parte, al ver que los pequeños estaban comiendo desesperadamente, Eliza ordenó de inmediato: “Por favor, coman despacio. Se pueden atorar”.
Después de escuchar la sugerencia de su madre, ambos pequeños negaron rápidamente con la cabeza y, dejando su plato a un lado para empezar a masticar el arroz, Braint miró a su padre y le dijo: “Papá, de verdad hice mi mejor esfuerzo”. Por su parte, tras escucharla, Beau miró fríamente a Eliza y, conteniendo su fuerte temperamento, sonrió falsamente y le dijo de manera indiferente: “También espero que cuando llegues a la edad del sr. Valentine, no te enojes fácilmente y tengas una mente tan tranquila como la de él”.
Después de decir eso, el hombre dejó sus cubiertos a un lado, se paró inmediatamente de su silla y, se fue a toda prisa; mientras que, al ver su actitud tan seria, Eliza quedó un poco desconcertada y, solo vio como aquel hombre se alejaba rápidamente. A decir verdad, ella no sabía si había dicho algo malo o, que le haya podido molestar; pero, estaba segura que el hombre estaba realmente enojado.
Mientras que, al ver que su madre estaba un poco aturdida, Braint le dijo inmediatamente: “Parece que tiene un grave problema”. De hecho, Eliza podía entender que tuviera algunos problemas, pero no quería que se desquitara con ellos, así que frunció ligeramente el ceño; sin embargo, al ver que su madre tenía una expresión seria, Braint la consoló cariñosamente: “No te preocupes, mami. El problema de papá se resolverá esta noche”.
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