Novia del Señor Millonario romance Capítulo 112

Resumo de Capítulo 112: Novia del Señor Millonario

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Herbert:

La imagen de Lucas en los brazos de Bella me conmovió inmensamente. Últimamente los dos no parábamos de pelear como perro y gato cada vez que nos encontrábamos, pero la simple presencia de Lucas había logrado calmarnos al punto que Bella había sugerido quedarse un día más en mi casa. ¿Será que todavía podíamos arreglar nuestra relación?

A las cinco en punto, salí de la oficina como si el diablo me persiguiera. Después de una semana en el extranjero, el trabajo se había apilado, pero había hecho malabares para acabar con lo más urgente ese mismo día. Quería ver a Bella y a Lucas lo más pronto posible.

Ya en camino a la mansión, el teléfono no dejaba de sonar a mi costado. Con una mueca de molestia, revisé que era otra vez Caroline llamándome. Respondí con el ceño fruncido.

—¿Qué quieres?

—Herbert, ¿por qué no respondes mis llamadas? ¿Por qué no me avisaste que ya habías regresado? —sonó la estridente voz de la mujer del otro lado de la línea.

—Acabo de regresar y estuve ocupado todo el día en la empresa. No tengo tiempo para estar respondiendo a cada rato —le respondí fríamente. Caroline no tenía porque saber sobre mis asuntos privados.

—Herbert, es cierto que tu trabajo es importante, pero tampoco puedes descuidar tu salud. ¿Por qué no vienes a cenar a mi casa? Miranda hará una deliciosa cena y yo preparé dos platos franceses que acabo de aprender.

—¿Por qué no lo dejamos para otro día? Tengo un compromiso que atender esta noche.

—Herbert...

—Tengo cosas que hacer. Nos vemos —la interrumpí y colgué. Tiré el teléfono a un lado y me di cuenta de que no estábamos avanzando como me gustaría—. Connor, ¿no puedes ir más rápido?

—Lo siento, señor Wharton, pero es viernes y estamos en hora punta. Hay demasiados autos en la pista, no puedo avanzar.

Me eché el asiento mientras dejaba escapar un suspiro. Si hubiera podido volar hasta la villa, lo hubiera hecho en un santiamén. Volteé a mirar al exterior con duda. ¿Por qué quería llegar tan rápido a la mansión? ¿Era por Lucas o por Bella? Después de considerarlo por un momento, concluí que quería ver a Bella con fervor.

Después de media hora, llegamos a la mansión y me bajé sin esperar a Connor. Cuando entré a la sala, me encontré con Lucas y Gaynor jugando en el suelo.

—Señor Wharton, ¿ya volvió? —me saludó Gaynor mientras se levantaba.

—¿No estabas enferma? —le pregunté mientras buscaba a Bella en la habitación.

—Sí, perdóneme, señor. Me resfríe y no quería contagiar a Lucas. Pero ya estoy bien ahora, por eso volví y le agradecí a la señorita Stepanek por cuidarlo tan bien estos días. La señorita se fue después de que Lucas se durmiera porque no quería dejarla ir.

No pude evitar sentirme ligeramente decepcionado, pero mi mal humor se disipó cuando Lucas comenzó a llamarme. Me acerqué y lo levanté en brazos.

Bella:

Dos días habían pasado desde que había visto a Lucas por última vez. Estaba almorzando con Joey en un restaurante chino cerca de la empresa.

—Querida, ¿qué es lo que te pasa? Te veo muy decaída y distraída —me preguntó con preocupación Joey cuando finalizamos la comida.

—No sé que me pasa, pero no he podido dormir bien estos días —le respondí mientras dejaba de lado mi tenedor y cuchillo.

—¿No me digas que te has enamorado de nuevo? —me preguntó ella con la boca abierta.

—¡No es eso! —le respondí con indignación.

—Bella, creo que tu perro está ladrando demasiado, ¿por qué no le pones una correa más corta?

—¿A quién le estás llamando perro? —reaccionó Joey mientras la señalaba con el dedo índice.

—Nunca mencione tu nombre, pero si te sientes identificada no es mi problema —se burló la otra mujer.

—¿Qué dijiste? —masculló Joey y antes de que pudiera detenerla, se lazó sobre Caroline y la empujó con ambas manos.

—¡Joey, no, olvídalo, no vale la pena perder el tiempo con ella!

—¿Crees que porque son dos pueden intimidarme? ¿Cómo te atreves a tocarme? —respondió Caroline mientras daba un paso adelante y la provocaba con la mirada.

No quería que Joey se metiera en problemas por mi culpa. Así que me interpuse en medio de las dos y me le enfrenté a Caroline.

—Es conmigo con quien tienes un problema, déjala afuera de esto.

—Pero que linda amistad tienen ustedes dos —se burló la mujer y se me acercó para intimidarme—. Te advertí que no volvieras a molestar a Herbert, no quieres ponerme a prueba.

—Por favor, ¿cuál es tu relación con Herbert? Ni siquiera están casados, ¿con qué poder me estás dando órdenes a mí? —le respondí con una sonrisa mordaz. Caroline retrocedió ligeramente sorprendida.

—Yo soy su novia, y puedo decirte lo que se me dé la gana.

—Entonces, te sugiero que vayas donde tu noviecito y lo cuides mejor porque él es quién siempre me está molestando. Entrénalo mejor o ponle una correa más pequeña —le grité.

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