Tomás estaba muy familiarizado con la voz de Emma, así que frunció el ceño al darse la vuelta. Una mirada de incredulidad cruzó sus ojos al verla. El público bajo el escenario se sentía igual de atraído por aquella mujer que acababa de subir al escenario con un micrófono en la mano. Era una cara extraña para ellos, pero su aspecto era deslumbrante e iba vestida con un traje rojo que destilaba elegancia y gracia.
Aunque muchos de los presentes eran famosas celebridades femeninas, el aspecto y el aura de Emma parecían estar a su altura. Uno de los empleados intentó impedir que subiera al escenario, pero ella se presentó al empleado en un tono cortés y amable.
―Soy Emma Jara, la esposa del presidente Vázquez. Me gustaría hablar con él un momento ―respondió.
En ese momento, la multitud jadeó al unísono. «¿Acaba de decir que es la mujer del presidente Vázquez? ¿Está casado el presidente Vázquez?».
A la multitud le resultaba difícil confiar en las palabras de la mujer de rojo. Sin embargo, cuando vieron que Tomás se quedaba quieto sin hacer nada para detenerla, dedujeron que lo que decía tenía que ser cierto.
«Pero si el presidente Vázquez está casado, ¿quién es Cristina para él? ¿Es sólo una amante?». La multitud seguía aturdida por el hecho de que estuviera casado cuando oyeron que Emma continuaba sin dejar de mirarlos.
―Sin embargo, no voy a ser su esposa por mucho tiempo.
Las mandíbulas se desencajaron al oír las palabras. Emma se acercó entonces a Tomás con unos documentos en las manos. Él sintió una inquietud en el pecho en cuanto vio lo que ella sostenía. La mirada de Emma era tranquila mientras le hablaba:
―Vamos a divorciarnos, presidente Vázquez. Este es el acuerdo de divorcio que hice preparar a mi abogado. No se preocupe, no afectará a ninguno de ustedes ni a la herencia de la familia Vázquez. No les voy a quitar ni un céntimo.
Puso una sonrisa tranquila y elegante mientras le entregaba los documentos.
Comentarios
Los comentarios de los lectores sobre la novela: Reencuentro Inesperado