Rompiendo la Ternura romance Capítulo 11

Desde que Vicenta había entrado en escena, el corazón de Gonzalo se había ido con ella, y su relación con Perla se había vuelto tan insípida como el agua que solo faltaba pronunciar la palabra "ruptura".

Si no fuera porque tenía un hijo y una hija, Perla ya habría sido expulsada de la mansión. Tenía que encontrar una manera de recuperar el amor de Gonzalo.

"De acuerdo."

La empleada doméstica asintió y sacó su teléfono para reservar las habitaciones.

Perla terminaba de beber un vaso de leche en silencio.

"¡Perla! ¿Cómo puedes seguir comiendo tranquilamente? ¡Ven y mira cómo dejaste al pobre Patricio!" Vicenta se puso furiosa.

Perla se tragó el último trago de leche y se levantó apresuradamente, "Lo siento, Sra. Vicenta, no fue a propósito, de veras que no..."

Retrocedió torpemente y chocó con la empleada de Sara, agarrándola del brazo en un intento de estabilizarse.

El teléfono de la empleada cayó al suelo.

Vicenta miró a la pantalla del teléfono, justo cuando iba a regañar a Perla, algo le llamó la atención y se agachó para recoger el móvil.

Después de mirarlo durante unos segundos, su mirada se agudizó hacia Sara, "¿Qué estás haciendo reservando un hotel? ¿Y encima en el Barrio de Los Arces?"

Sara sonrió suavemente, "Hay un concierto por esa zona."

"Gonzalo está a punto de regresar, ¿y tú tienes ánimo para asistir a un concierto?"

Vicenta estaba sospechando de ella.

Algo no cuadraba, esto no podía ser tan simple.

De repente, ella perdió el interés en perseguir a Perla, dejó el teléfono a un lado y se marchó.

Sara miraba la espalda de Vicenta, enfadada hasta el punto de sentir una opresión en el pecho. Se dio la vuelta, lanzando una mirada de reproche a su propia empleada.

Era una inútil que no podía ni sostener bien un teléfono.

La empleada tenía una cara de injusticia; ¿cómo iba a saber que la ciega señorita chocaría con ella de repente?

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