Rompiendo la Ternura romance Capítulo 30

Ella extendió sus brazos y abrazó fuerte la almohada, esbozando una sonrisa forzada, "Entonces vuelve a la cama y acuéstate. Yo me encargaré de contarte."

"Ven aquí y cuéntamelo."

Román la tomó del brazo y la levantó de un tirón, arrastrándola hacia el borde de la cama.

Perla ni siquiera tuvo tiempo de pensar en que esta noche compartirían cama, cuando sintió un fuerte empujón en el hombro que la dejó sentada en el suelo junto a la cama.

Se quedó sin palabras.

Bestia entre las bestias, escoria entre la escoria.

Pero Román simplemente se tumbó en la cama, cubriéndose confortablemente con las mantas y ordenó con un poco de pereza, "Empieza."

Perla se apoyó en el borde de la cama, se calmó y comenzó a contar de manera cooperativa, "Una oveja, dos ovejas..."

El hombre en la cama la observó repentinamente con una mirada oscura y amenazante, "¿Te he pedido que cuentes ovejas?"

Perla recordó lo que Clotilde le había dicho en ese instante, que él había crecido en un matadero de ovejas, por lo que no solo tenía un trauma con los vaqueros, sino también con las ovejas.

Se lamió los labios y continuó contando, "Uno, dos, tres..."

Su tono suave y meloso era de resignación y aceptación.

Román la observaba con una sensación melancólica, inescrutable en sus pensamientos.

"Veintitrés, veinticuatro."

El hombre no dijo nada.

"Cuarenta y cinco, cuarenta y seis..."

"¿Qué es lo que esperas obtener de mí? ¿Posición? ¿Riqueza?"

De repente, Román la interrumpió, se incorporó un poco en la cama y agarró su barbilla, obligándola a mirarlo, "Dímelo en este momento y te daré una salida. Si lo descubro más tarde, haré que tu vida sea peor que la muerte."

Mientras hablaba, su aliento caía sobre sus labios.

Aplicó fuerza en sus dedos, dejando una marca blanca en su suave barbilla.

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