"En las familias grandes siempre hay peleas a muerte, ¿pero alguna vez has visto una tan armoniosa como la familia Leyva?"
Félix, con una mueca de preocupación, miraba a su alrededor. "Señorita, estar aquí es demasiado humillante y peligroso para usted."
"No te preocupes, no voy a provocar a ningún miembro de la familia Báez por mi cuenta, pero si se atreven a venir tras de mí, ya no me portaré como la inútil de antes."
De niña, vivía protegida por su familia, sin entender nada del mundo. Después, Ignacio le "enseñó" a ver la realidad. Ya no se iba a compadecer de sí misma.
Ella seguiría su propio camino en el mundo.
Después de empaquetar el mate, Perla encendió la computadora para revisar las ganancias.
Al ver esto, Félix no pudo evitar sonreír. "Varios jóvenes de Club de Picas Negro vinieron a tomar mate y también se llevaron algo para casa. Después de restar el costo del mate y el alquiler, todavía conseguimos una buena ganancia."
Perla asintió con la cabeza. "Entonces, Félix, deberías pagar tu préstamo lo más pronto posible."
Félix había hipotecado su hogar para abrir la cafetería. Perla tenía en la mira aquellos clientes de clubes privados que valoraban la calidad sin importar el precio, todo para ganar dinero de forma rápida.
"No hay prisa, la cafetería todavía necesita operar. Y ya sabes, algunos que han probado el mate que tú preparas, sienten que ningún otro tiene el mismo sabor. Es muy probable que vuelvan."
Eso dijo Félix, preocupado por la futura afluencia de clientes.
"Por eso no podemos solo pensar en el mate para retener a los clientes, también tenemos que hacer de la cafetería un lugar elegante donde la gente quiera seguir viniendo."
Perla ya tenía una nueva idea. "Necesitamos calidad de servicio absoluta, así que el entrenamiento de los empleados no puede fallar. Además, averigua dónde le gusta divertirse a la gente de este círculo y busca la manera de colaborar con esos lugares de esparcimiento."
"Entendido."
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