Llegamos a una ciudad vecina de Ourville, el piloto salió de la cabina.
—Desde ya les digo que no volveré a viajar con ustedes, yo hasta aquí llego.
—Que tipo tan llorón, sino es porque el otro piloto perdió su licencia, lo llamaría, ese si se atreve a vivir los riesgos — dijo Kimberly.
—Dejalo tranquilo, además no vale tanto como hombre, la tiene así — le hago seña del dedo meñique.
—Con razón, vamos chicas, estoy segura que otro piloto si atreverá.
Todas bajamos del avión, era tarde y no teníamos como movilizarnos, Kimberly andaba una maleta llena de efectivo, en cambio Alicia y yo lo teníamos en una cuenta bancaria, logramos lavar el dinero y ahora está más seguro o eso pensamos, caminamos unos 3 Km hasta encontrar un taxi.
—No son horas para andar caminando ¿Las puedo llevar?
—Llévanos a un hotel, que no sea de quinta — dijo Stefany.
Todo iba bien, hasta que el taxista se empezó a desviar.
—Hagamos esto por las buenas, no quiero lastimar a nadie — dijo el taxista mientras mostraba un arma.
—Hay muchacho, se nota que no sabes lo que haces — En eso el arma de Kimberly se disparó directo a la pierna derecha — oops, lo siento, había olvidado que tú tenías el control de la situación.
—Perra me la vas a pagar — dijo el taxista mientras apuntaba de nuevo.
Stefany le disparó en la mano, perdió 2 dedos inmediatamente, el sujeto no dejaba de gritar.
—Sino quieres quedarte sin extremidades, lo mejor es que te quedes callado, te bajes del vehículo y me digas como llegar a la ciudad.
El hacia un esfuerzo para mantenerse callado.
—Regresan por el camino que venimos, luego toman a la derecha, luego doblan a la izquierda y en el primer cruce agarran a la derecha.
Kimberly tomo el asiento del conductor.
—Oye guapo, saluda a mi exnovio.
Stefany le disparó hacia el corazón, no sabía si seguía vivo, pero eso ya no importaba.
— ¿Por qué hiciste eso Kimberly? Matando a personas no inocentes — dijo Alicia.
—Inocente tu, pero ese hombre no, mira hasta donde nos trajo, nos quería asaltar y luego quien sabe que, así que por eso lo maté.
Sino es porque estamos en medio de la nada, me bajaría del coche.
—En mi trabajo no existe una segunda oportunidad, si te amenazan, tienes que actuar, ese hombre estaba dispuesto ha hacerte daño, pero me culpas a mí — dijo Kimberly.
Yo no dije nada, Alicia tampoco, solo esperé llegar a la ciudad.
—Dejanos aquí — dije
—Pero aún no llegamos al hotel... Ya entendí, me tienes miedo.
Ella frenó de golpe.
—Bajense del vehículo, hasta aquí las dejo.
Alicia y yo bajamos, sacamos las maletas y se fué.
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