— Te ves hermosa mi amor
— Gracias, pero tú sigues desnudo ¿por qué?
— Solo sigo tus órdenes, pediste que no usara nada en la habitación y es lo que hago
— Buen chico, pero de verdad ahora necesito que te vistas
— Necesito ayuda, ven conmigo
Ansioso Nicholas, extendió su mano a la espera que ella la tomara. Con una sonrisa Danielle, aceptó y lo acompañó al vestidor deleitándose con la vista de ese duro trasero pálido. La llevó hasta el cajón de sus corbatas donde soltó su mano para sacar una caja aterciopelada muy elegante.
— Esto es lo que necesitas para verte perfecta
— ¿Otro regalo? Nic, no era necesario
— Vamos, déjame consentirte
— Sé que no aceptaras una respuesta que no te agrade así que...
Se encogió de hombros y conteniendo la sonrisa tomó el atractivo rostro de su prometido oscurecido por la sombra de una creciente y sexy barba y lo besó en agradecimiento
— Date la vuelta —pidió suspirando sobre sus labios
Mordiéndose el labio contenido su emoción Danielle, se giró y le permitió ponerle el collar que aún no veía. Solo sintió su peso y que era grande. Le encantaba cuando acariciaba su cabello así que cuando se lo acomodó no pudo contener el suave gemido que se escapó de su boca
— Ya puedes girarte
Divertida Danielle, se giró para mirarlo a los ojos y agradecerle con un fogoso beso, hace tanto que no disfrutaba tanto un cumpleaños que todas las emociones y sorpresas las estaba guardando en un lugar especial en sus recuerdos.
— Vamos al espejo para que veas lo linda que te ves
— Sigues desnudo
— Alguien tiene que hacerse cargo —alza una ceja como insinuación
— Oh rayos, tú si eres rápido Allen — ríe embobada con su reciente erección
Empujándola por los hombros la llevó hasta el espejo de cuerpo completo para que viera su reflejo, entonces pudo ver su reluciente y hermoso collar
— Son... —susurró sin aliento
— Lo son —asiente con cautela
— Es...
— Me inspiré en tu tatuaje y fui bastante específico, incluso hicieron un par de aros a juego
— Estoy impresionada —suspira girándose para verlo a ese lindo rostro suyo—. No dejas de sorprenderme, es como si el antiguo Nicholas, fuera solo un borrón. Atento, comprensivo y protector..., todo lo que necesito
— Y yo te necesito a ti, justo ahora y justo así. Feliz
— Oh vaya, creí que hablabas de sexo —bromea espantando las lágrimas
— También te necesito caliente pero eso sé cómo remediarlo bebé —besa su mejilla con cariño
— Quítame el vestido, no vamos a arruinarlo porque me gusta mucho
— Música para mis oídos
Nicholas, volvió a besarla mientras a tientas buscaba el cierre del vestido en la parte trasera. Ambos rieron cuando él, soltó una maldición al no encontrarlo pero sin dejar de buscar. Ansiosa y con prisas fue ella quien se rindió y finalmente bajó el cierre oculto estratégicamente a un costado, lo dejó caer pero en seguida lo levantó y procuró dejarlo colgado. Y allí estaba ella solo con su conjunto de ropa interior negra de encaje observando al hombre que la observaba sin perderse absolutamente ningún centímetro de su cuerpo expuesto. Nadie detuvo al lobo feroz y pobre de quien lo intentara, se lanzó directo a esos dos pechos bien hechos mientras sus manos jugueteaban con la tanga, no se decidía a quitarla o simplemente hacerla a un lado. Finalmente la quitó para abrirse paso entre esos dulces y tiernos muslos que gritaban “pruébame” y su cuerpo completo temblaba de excitación. Era primera vez que lo hacían en el vestidor, fue divertido y rápido, sus invitados llegarían en cualquier momento, no había tiempo para más así que se concentraron en este increíble polvo de cumpleaños, una pequeña probada de lo que seguía por la noche.
Unos 45 minutos después Danielle, volvía a verse perfecta con el vestido, su hermoso collar de Jazmines, su maquillaje y una gran sonrisa en el rostro
— Nic, ya vístete de una vez
Pidió Danielle, mordiéndose el labio, su atractivo prometido continuaba tirado en la alfombra con su semi erección saludándola, lista para continuar con el juego.
— Podríamos quedarnos en la cama todo el día —suspiró con ojos de cachorro
— O toda la noche —propone—. Mueve tu culo, ahora cariño
— De acuerdo
— Buen chico, te espero abajo —le guiñó divertida
— ¿Mío? —insinuó torciendo su boca en una media sonrisa
— Ya para —ríe—. En la sala, te espero allí, voy a buscar a Muffin, así que no te tardes
— Bien, me pondré ropa para no asustar a nadie
El Nicholas, que bajó a la sala 15 minutos después era uno nuevo. Relajado, con un simple jeans azul oscuro, camiseta negra de polo con mangas largas y zapatos informales, para rematar su cabello estaba algo despeinado, acomodado solo con sus dedos y sin afeitar
— Cierra la boca Dan-Dan
— Shhh, Mika, déjame disfrutar de su caminata en cámara lenta es sexy y lo sabe
Le advirtió Danielle, a su amiga que al igual que ella pero un poco más disimulada se lo comió con la mirada. Este hombre y sus cambios conseguían sorprenderla
— Uy, creo que tuve una contracción con tu “toy boy” privado
— Mika —suspiró obligándose a apartar la mirada—. Ya queda poco, me ofrezco a cuidar a mini Leo, para que ustedes se pongan al día en la cama, parece que lo necesitas urgentemente
— ¡Hecho! Te voy a tomar la palabra, ya compré esas cosas para ordeñar mis pechos
— Nada de palabras feas, estás condenada —ríe—. ¿Cuándo es el gran día?
— En 7 días
— Uyyy, sonó como la niñita diabólica de esa película del pozo —rió
— Satánica estoy yo porque este niño salga de mi cuerpo, ya no aguanto, pesa mucho y mi espalda llora todo el tiempo
— No queda nada Mik, resiste ¿estás emocionada?
— Sí, quiero verlo a la cara y descubrir que es igual a mí, que saque el cerebro de Leo, yo soy más bonita
La risa de ambas llamó la atención de Nic y Leo, quienes bebían una cerveza en el otro extremo del salón.
— Leo, Mika, dijo que eres feo —se burló Dani, de buen humor
— ¡Oye! La inteligencia no siempre viene en frascos lindos —gruñe Leo
— ¿Qué hay del amigo frente a ti? ¿Cuál es su excusa? —lo provoca Mika
La mueca de Leo, al escuchar a su esposa decirle “lindo” a otro hombre fue de caricatura, y la expresión de Nic, bueno fue arrogante. Sabía de su atractivo. Le encanta que lo miren. Siempre ha sido un vanidoso muy cuidadoso con su apariencia
— Dani, llegaron más invitados —anunció Patricia, con entusiasmo antes de tomar los abrigos de Wes y Lee, que cargaban grandes paquetes de regalos.
Eufórica Danielle, saltó del sofá y saludó a sus amigos con muchos abrazos. Estaba feliz, muy feliz, por primera vez en mucho tiempo
— ¡Hey, no me dejen atrás!
Theo, entraba justo tras ellos con su inmaculado estilo y un gran abrigo para protegerse del frío
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