— Dani, para… —gimió entre besos
— No me duele, ya deja de tratarme como si fuera de cristal
— Odiosa
Sonriendo se arrojó a uno de esos besos quita-alientos que tanto les gusta compartir. Calmaron su necesidad de tocarse por un momento solo para ellos.
— Ve a descansar, nos vemos en dos horas para la cena
— Estaremos con Robbie
— Que no hable mucho, aún no está bien de su mandíbula
— De acuerdo…, papá
Soltó sin pensar y en un segundo el hambriento y pasional Demonio la besaba apasionadamente.
— Ya vete —susurró Nic, con una media sonrisa
La sorpresa se la llevaron ambos, la preocupación de Nicholas, por el pequeño Robbie, derretía todo razonamiento en Danielle, que sentía cómo Nicholas, ya sonaba como un padre responsable y el que lo llamara así fue un rayo de luz directo en el corazón testarudo de Nic. Compartieron una mirada junto a la sonrisa más tímida jamás vista en los labios de aquel hombre.
En cuanto a Danielle, se pasó las siguientes dos horas con Robbie, Lee y Wes, mirando una película en la gigantesca pantalla que Nic, hizo que instalaran en la habitación del pequeño 75 pulgadas ultra HD, para no querer salir de la cama, lo cual era lo que Nicholas, buscaba. Solo bastó escucharlo reír para que todos suspiraran aliviados. Compartían el mismo deseo. Que el niño fuera un niño, que jugara videojuegos, que se mantenga sano, alegre, feliz.
En la última parte de la película de superhéroes que todos miraban Danielle, los dejó para bajar al comedor, fue con Patricia, por los medicamentos que debía tomar Robbie, iba de camino cuando vio la mesa, era un verdadero banquete, le sonaban las tripas solo con ver toda la comida.
— ¿Ves algo que te apetezca?
— ¡Todo Patts! —se giró para mirarla—. Vaya, esto es muchísimo
— Nicholas, se acercó hace dos horas a pedirme mucha comida y postres para su chica
— Oh, mi gruñón —sonrió ilusionada
— Todo está listo, lleva el medicamento que tienen que pasar al menos 15 minutos para que pueda cenar luego de tomarlo
— Sí, enseguida bajamos todos y Muffin, también viene
— Esa revoltosa estuvo pidiendo comida hace menos de una hora
— Aun es una bebé, está en crecimiento Patts
— Ve linda, bajen en breve, les preparé ponche navideño y un chocolate caliente extra especial para el angelito
— ¡Maravillosa!
Con su buen humor instalado para no marcharse, besó la mejilla de Patricia, y con un vaso de agua y los medicamentos, regresó con Robbie y los chicos. Entre todos se encargaron de mantenerlo a gusto sin dejar lugar a silencios, Danielle, sabía que con esos era muy fácil comenzar a sobre analizar todo y lo último que quería era que Robbie, pensara que su madre no lo quería.
— Ya tengo hambre Dani, ve a buscar a Nicholas, dile que haga una pausa en el trabajo para cenar —protestó Wes
— De acuerdo, vayamos a la sala, la chimenea está encendida
— Vamos amigo, al fin es hora de comer en esta casa —le cuchichea Wes, con complicidad
— Tengo mucha hambre —dijo Robbie, tocándose la panza
— ¿Puedes caminar?
— Lento, pero si puedo Wes
— Si te duele solo dime y Lee, te carga sobre su espalda
— Me gustaría intentarlo
— Tal vez en un par de días, hoy no amigo
Interrumpió Nicholas, entrando en la habitación listo para hacerse cargo de Robbie, él mismo.
— ¿Dónde estaba esa chimenea Dani? —preguntó Lee
— A la izquierda bajando las escaleras —contesta con la mirada fija en Nic
— Nos vemos allí, vamos Wes, camina
Divertido Lee, le dio espacio a la pareja empujando a Wes, fuera de la habitación. En cuanto a Nic, caminó lentamente hasta la cama, se agachó para buscar unas pantuflas y ponerlas en los pies descalzos de Robbie, le abotonó un par de botones del suéter que llevaba y lo cargó con cuidado de no causarle dolor. Alucinada Danielle, los siguió en silencio mientras hablaban sobre la película que acababa de ver. En la sala Patricia, les sirvió poche y su chocolate caliente especial para el pequeño que fue todo el tiempo su centro de atención. La gran cena con un delicioso pavo, papitas fritas para Danielle, muchas delicias recién horneadas y una vasta variedad de postres los llevaron a una comida de 3 horas.
— Nic, creo que ya es hora de darle a Robbie, su regalo —susurró sentada en su regazo
— Pero…, no soy bueno en esto —susurró algo incómodo—. Tendrás que ayudarme
— Vamos haz un intento —lo animó besando su mejilla—. Si te esfuerzas también recibirás tu regalo
— ¿Yo? —soltó con sorpresa
— Sí, tú —le sonrió—. No eres el único que puede hacer regalos
— ¿Qué es?
— A no, primero tú, quiero ver como lo haces
— Dani
— Lo haces muy bien, cariño, me encanta ver como lo cuidas
— Espero que ese regalo que mencionaste sea bueno
La besó una vez más y se levantó procurando tener cuidado con Danielle, la dejó en su silla y se acercó a Robbie, se puso en cuclillas y le habló en voz baja
— ¿La comida estuvo bien?
— Deliciosa Nic, la mejor que he comido en mi vida
— Entonces le diremos a Patricia, que prepare lo mismo todos los días
— ¿Tanta?
— Si a ti te gusta entonces sí, cada día
— Vaya, nunca he cenado tantos platos y el mismo día
— Desde hoy eso va a cambiar y a Patricia, le encantan las sugerencias así que no dudes en comentarle lo que deseas comer
— Lo haré, también la puedo ayudar a cocinar, me gusta hacerlo pero no soy bueno
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