Danielle
— ¿Y tienes el descaro de preguntarlo?
Soy una idiota, no sé cómo responder, siento que ardo, me derrito de amor por este hombre honesto y real, Jaz, él, no finge, no conmigo.
— Preciosa, solo dime que sí, por favor…
La emoción en su voz me puso la piel de gallina y sus ojos…, vidriosos y llenos de sinceridad.
— Sí, te haré el honor Demonio de mi corazón
Soy una bruta, no medí mi fuerza, solo me lancé sobre Nicholas, con la intención de abrazarlo por el cuello pero hice que cayera al suelo sobre su espalda, nos dio ataque de risa
— Te amo Dani —me susurró al oído dejando las rosas
— Dime algo que no sepa —bromeo aunque estoy llorando como loca
— Sorpresa
Volvió a susurrar antes de besarme en los labios.
— ¡Disculpen! Hay gente aquí que quiere ver el anillo en tu maldito dedo
Algo avergonzada al darme cuenta que estábamos en el piso de ese restaurante elegante levanté la cabeza y clavé la mirada en los elegantes zapatos de diseñador frente a nosotros, Nic, me susurró que debíamos levantarnos y no fue hasta entonces que me di cuenta que quien nos “interrumpió” era Wes
— ¡¡Wesito!!
Chillé emocionada pero mi mirada se clavó nuevamente en Nic, me miraba emocionado y muy emocionado, mi corazón se sintió hinchado de amor por este hombre duro que acababa de pedirme que sea su compañera…
— Vamos a hacer esto cariño
Temblando dejé que deslizara el impresionante anillo en mi dedo culminando con su propuesta y me sentí bastante bien cuando todo el restaurante comenzó a aplaudir, pude reconocer algunos de los gritos de felicitaciones, pero no fui capaz de girar la cabeza, solo tenía ojos para mi Nicholas
— Ya no llores preciosa —me secó las mejillas con sus pulgares
— Sí mi amor
Nos besamos una vez más antes que las luces del restaurante se encendieran revelando a todos a nuestro alrededor
— ¡Ay mierda! ¡Todos están aquí!
Volví a mirar a Nic, y volví a llorar. Mi PROMETIDO ¿puedes creerlo? Me abrazó con fuerza hasta que pude componerme, demasiadas emociones juntas.
— Nic… —murmuré con la mejilla pegada a su pecho
— Sí cariño, aquí estoy
— También te amo
— Oh mierda —suspiró—. Se siente tan bien escucharlo en tus labios
Y un apasionado beso selló el compromiso. Me voy a casar Jaz, quiero decírtelo a ti primero, quiero saber lo que opinas, necesito escuchar tus lindas palabras porque sé que te alegrarías conmigo, que llorarías conmigo y me desearías toda la felicidad del mundo… Te extraño, ahora más que nunca. Hoy más que nunca. En este momento, eres a la única que necesito a mi lado. Solo a ti
Todos estaban allí. Nicholas, se encargó de reunir a todos los amigos de Danielle y a los suyos. Habló personalmente con el dueño del restaurante, quería que todo saliera perfecto es por eso que no le confió a nadie esa tarea, estaba decidido, se sentía listo, preparado, era el momento y nada iba a arruinarlo.
En cuanto las luces volvieron a encenderse Nic, permitió que Mika, Theo y Wes abrazaran a su ahora “prometida” antes de tomarla de la mano y llevarla al salón reservado para la celebración.
— ¿Cuánto te tomó organizar esto?
La pregunta escapó de su boca apenas tuvo la oportunidad y es que al entrar al maravilloso salón perfectamente decorado con cortinas blancas de seda, muchas flores de jazmín, rosas blancas y un impresionante banquete, no lo pudo evitar, debió ser mucho trabajo y ni cuenta se dio
— ¿Te gusta? —sonrió rodeándole la cintura mientras la miraba a los ojos—. Tomé un par de notas de las veces que me enseñaste tu talento oculto
— ¿Yo hice eso?
— Sí, ya sabes cuándo casi pierdo la cabeza por el asunto del personal y en el pasado con la fiesta para el puto japonés
— Nic, todo luce perfecto, gracias —suspira emocionada girándose para acaricia su mandíbula áspera por la barba que le está creciendo con una de sus manos
— Nada de gracias amor —puso su mano sobre la caricia de su chica—. Te mereces el mundo entero Danielle
— Vas a hacer que vuelva a llorar —advirtió emocionada
— Mientras sea de felicidad, creo que puedo soportarlo
Sonriéndose con emociones compartidas se besaron y las chispas saltaron con ambos finalmente en sintonía. Era el momento, su momento, pero que por ahora debían compartir con sus seres queridos. La avalancha de abrazos fue acogedora, todos estaban tan felices por ellos que Danielle, por un leve instante olvidó todo su dolor absorbiendo la alegría y emoción que todos les brindaban, varios rostros nuevos que se alegraban de conocerla.
— ¿Estás bien?
— Y un poco más —suspiró regresando a su lado
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