Sí Señor (Porque Yo lo digo 2) romance Capítulo 73

Y para que quedara más claro aún, la besó apasionadamente acallando todos sus posibles reclamos dándole una nalgada con picardía. La ayudó con su abrigo y se pusieron en marcha. Con Nicholas, llevándola de la mano por un par de boutiques exclusivas Danielle, acabó metida en un hermoso vestido color ciruela de manga larga con un sutil escote y toda la espalda al descubierto, con el dolor de su alma tuvo que usarlo sin sujetador, detestaba no llevarlo, al menos en público, claro que en venganza hizo que Nic, se lo llevara a casa junto con una bolsa con su ropa. Los zapatos fueron un lujo, sorprendentemente cómodos para lo lindos que son y costosos como el demonio, pero no podía opinar nada, su prometido disfrutaba verla probarse ropa y pagarla, por algún motivo esa parte era importantísima para Nicholas.

— Estoy lista —anunció con el vestido y zapatos puestos

— Al salón —anunció tomándola de la mano

— Pero Nic ¿realmente tenemos tiempo para eso? Tarda mucho, no quiero hacer esperar a Meredith, es odiosa la mayor parte del tiempo, pero si llego tarde ¡uff! Un monstruo —suspiró preparándose mentalmente

— No me importa, quiero llevarte al salón, punto

— Recuerda que lo hago por ti, la aguanto y no le digo nada porque es una manipuladora y podría usarlo en tu contra

— Puedes desquitarte conmigo esta noche —insinúa soltando su mano para rodearle la cintura

— Eso..., me gusta cómo suena eso —sonríe agitando sus pestañas

— Vamos provocadora, una última parada y comienza la cuenta regresiva

— ¿La cuenta, qué cuenta?

— Esta noche eres mía, solo mía

— De acuerdo

Emocionada lo besa con suavidad en los labios antes de dedicarle una afectuosa mirada, han pasado muchos días sin dormir juntos y esa promesa es lo que necesitaba. Lo besó con cariño unos segundos antes de permitirle guiarla a donde sea que esté llevándola.

Renovada y luego de una extraña visita al salón donde Nicholas, se encargó de decirle al estilista todo lo que a Danielle, y a él, le gustaba subieron al auto y finalmente se dirigieron al evento.

— No tienes que llevarme hasta allí adentro, puedo hacerlo sola Nic

Ofreció Danielle, al verlo a punto de bajar del auto una vez se estacionó.

— Lo prometí, ahora mueve tu lindo culito y vayamos a buscar a Edith

Resignada bajó del auto, acomodó su vestido, se aseguró que sus pechos se vieran bien, estaba incómoda como el infierno sin un brasier, su maquillaje y cabello lucían perfecto, en el salón se encargaron muy bien de su look, más bien Nicholas, lo hizo insistiendo en un maquillaje sutil, natural pero sofisticado, no dejó de opinar acerca de cada paso para cada producto y cómo favorecían y realzaban la belleza de su prometida. Vaya sorpresa, si es observador después de todo.

Intentó protestar, no quería que entrara a un evento exclusivo para mujeres, su presencia llamaría definitivamente la atención. Así que sí. Son celos. Y sí, fue una locura. Nicholas, y su mezcla de altura y serio atractivo volvieron locas a varias y pese a que iba tomado de la mano de su prometida, no era impedimento para que intentaran acercarse con sus trucos de seducción para reclamar su atención y que las mirara aunque fuera por solo un instante. Además la sonrisa que traía en el rostro no ayudaba y es que no podía dejar de hacerlo ahora que la tensión entre él y su prometida se había esfumado. Esquivando los… “obstáculos” consiguió llegar hasta la barra y ya para dejarlo mucho más claro besó a su chica con recato, no era de mostrar afecto en público, pero le encantaba ver sonreír a Danielle, cada vez que se olvidaba de donde se encontraban

— ¿Quieres una copa?

— Claro, me vendría bien un poco de agua —suspiró preparada

— ¿Y algo diferente?

— Se me revuelve el estómago —estaba nerviosa

Arrugando levemente el ceño por aquel comentario Nicholas, se dirigió al chico del bar y pidió una copa de limonada y otra de agua mientras acariciaba la espalda desnuda de su chica para intentar calmar sus nervios, sabía que era debido a su presencia y a todos esos ojos puestos sobre ellos.

— Sabes que ya llega diciembre —comentó mientras la observaba beber un poco de limonada—. Una semana para ser exactos y tu cumpleaños, me gustaría que nos divirtiéramos

— Nunca fue algo que me entusiasmara mucho, de niña me interesaba más la navidad que celebrar mi cumpleaños, además mi mamá…, bueno no era nada maternal, solo práctica, si se puede decir —se encoge de hombros bebiendo otro sorbo de su limonada

— ¿No crees que ya está bien de evitar el alcohol? Enfréntalo y demuestra que eres mucho más fuerte que eso, yo lo creo

— Nic —suspira emocionada—. Contigo siempre me divierto y si vamos a celebrar tú y yo..., en lo último que pienso es en beber una copa

Instantáneamente olvidó lo que tenía para decir, porque ya estaba haciendo planes para celebrar a lo grande su cumpleaños, en su lugar la observó con una resplandeciente sonrisa pensando en la celebración a la que se refería

— ¿Cuánto dura esta cosa? —miró su reloj con impaciencia

— Un par de horas —intentó no sonreír, había conseguido desconcentrarlo

— El trato está casi listo, por favor Dani, soporta a esa mujer un poco más

— Lo hago, consume mucha de mi energía y tiene esas seguidoras, vas a tener que darme una buena recompensa —le guiña

— Absolutamente

— De acuerdo, entonces ya vete para que todas dejen de tocarte con la mirada y yo pueda “socializar” con la seora Edith

— No tan rápido, hay algo de lo que quiero hablarte antes de separarnos

— Uy bebé no dramatices, solo un par de horas —sonríe entusiasmada con su noche juntos

— Bueno debo hacer un viaje y quiero que vengas conmigo, necesito que vengas conmigo

— ¿Un viaje? ¿Dónde? —eso definitivamente llamó su atención

— Primero dime que irás

— Tengo clases, si no es muy largo puedo hablar con mis profesores para poder acompañarte ¿de qué se trata? Dime más —hizo un puchero

— Es para el spa del hotel, iremos a Hawaii

— ¡¿Es en serio?! —chilló eufórica

— Si, aún recuerdo que es uno de los lugares que deseas visitar alguna vez en tu vida

— ¿Cuándo es? ¿Cuántos días? —exigió emocionada

— Una semana, y pronto, todo depende del itinerario de esta gente con la que debo reunirme

— De acuerdo, veré cómo lo hago con Aaron y las clases —lo miró emocionada como niña pequeña la mañana de navidad—. Realmente quiero conocer la escalera al cielo

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