— Dani, perdóname me porté como un imbécil, no debí desquitarme contigo, pasé muy rápido del pánico a furioso y no me pude controlar
Pero Danielle, no lo miró estaba acurrucada en la cama junto a Muffin mirando la pantalla de su portátil, estaba mirando la película. Decidido a no moverse hasta que lo disculpara, hasta corregir su error se quitó la chaqueta y se recostó junto a ella, acurrucándose contra su espalda rodeándola con fuerza.
— Lo lamento cariño, soy un imbécil…, tienes que ayudarme a intentar no serlo contigo, te amo mucho y no soporto que discutamos…, aunque siempre soy el culpable
La besa en el cuello y extendiendo su brazo sobre el portátil retrocede la película hasta el inicio y en silencio la mira con ella y esta vez sí le presta atención dispuesto a averiguar qué es lo que le gusta de aquella película animada.
— Perdóname —suspira al terminar la película
— De acuerdo
— Es muy buena…
Sobrecogido la abraza hundiendo su rostro en el cuello de ella.
— Te amo Dani, y soy un idiota..., pero te amo y apesto en esto de las relaciones
— Eres cruel
— Perdóname
— Tienes que pensar antes de escupir lo primero que se te cruce por la cabeza, me lastimas
— Lo siento, lo siento, de verdad que lo siento
— Lo sé, ya te perdoné
— Juro que no volverá a suceder
— Más te vale porque no me gusta para nada como me haces sentir con tu idiotez
— Es ese maldito hombre, perdón, solo me apoyaste y yo no supe agradecerte
— ¿Qué tiene ese vaso? —señaló su mesita de noche
— Bueno nuestro pequeño vecino me dijo que si te traía un chocolate caliente blanco con vainilla me perdonarías
— Robbie, sabe lo que me gusta —sonrió al pensar en su amiguito—. Iré a calentarlo
— No tardes, quiero acurrucarme contigo el resto de la tarde
— De acuerdo
Y así pasaron la tarde, luego que Danielle, bebiera su chocolate caliente se acurrucaron en la cama, se besaron, se acariciaron, hablaron, durmieron y luego tuvieron su noche de películas con Robbie, Wes y unas pizzas extra grandes. Rieron y bromearon como lo hace la gente normal, claro con un niño presente siendo el centro de atención y de alegría.
— Creo que Robbie, ya tuvo suficiente, dos películas y casi una piza completa —comentó Wes, al verlo dormitando en el sofá
— Voy a acompañarlo a su apartamento ¿quedó algo de comer?
— Si, lo dejé en la nevera, ya lo traigo
Mientras Wes, iba por lo que quedó de comida Danielle, tomó las zapatillas de Robbie, para ponérselas cuando Nic, le quita una con mucho cuidado de no ensuciarse observándolas con una mueca de desagrado
— Son solo zapatillas, no van a morderte —comentó divertida por su expresión
— Agujereadas
— Lo sé, su mamá no es muy “atenta” se podría decir
— Solo se preocupa de ella y de verse vulgar para atraer hombres
— ¿Cómo sabes eso?
— La vi pasar cuando comprábamos tu chocolate caliente
— ¿Fuiste con Robbie? —no pudo evitar la sonrisa al escuchar aquello
— Tenía hambre ¿cómo es posible que lo deje sin comer?
— Lo sé…, tampoco me agrada es un poco prepotente, he tenido un par de discusiones con ella, los gritos se escuchan muy bien y no lo soporto, intento no meterme pero si un día esa mujer se atreve a golpearlo no lo voy a tolerar
— ¿Y su ojo?
— Voy a creer su historia Nic, es un niño bueno y no miente pese a tener ese ejemplo de madre
— Es respetuoso, si
— Bueno, voy a llevarlo a su cama, no tardo
Tomando la zapatilla de los dedos de Nicholas, acabó de preparar a Robbie, y lo despertó para llevarlo a su apartamento, ya estaba muy alto para cargarlo.
— Robbie, hora de despertar, vamos a tu cama
— ¿Puedo ir con Muffin?
— Ella debe quedarse, pero mañana necesitará que la cuides todo el día
— De acuerdo
Aun algo dormido se levantó, Danielle, lo llevó de la mano fuera del apartamento hasta el suyo donde Wes, esperaba con la caja de pizza con las rebanadas que quedaron.
— Asegúrate que tu mamá no esté para ayudarte a ir a la cama
— Ella no está, no hay ruido, su nuevo novio ronca muy fuerte
— De acuerdo, no tardo —le dijo a Wes, tomando la caja
Robbie, abrió la puerta y encendió la luz, el lugar era un desastre, con platos sucios y vasos por todas partes, además de ropa de su mamá tirada. Intentando no molestarse, y eso se le pasó al entrar en la habitación del pequeño, muy ordenada y limpia a diferencia del resto del apartamento, no tenía mucho solo su cama un pequeño escritorio la tv y el PlayStation 3 que le regaló Wes, su tesoro.
— Ya sabes qué hacer, nada de dormir con la ropa puesta
— Dani, tengo mucho sueño, solo esta vez
— Yo te ayudo
— No, está bien, ya lo hago
— Bueno —ríe divertida por su pudor—. ¿Dejo la pizza aquí o en la nevera?
— Aquí, hace frío no se va a dañar
— Bueno, voy a voltear para que te cambies hombrecito
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