Sí Señor (Porque Yo lo digo 2) romance Capítulo 79

— ¿Todo bien?

— Nic, hola

Le sonrió acercándose para besarlo, venía de su despacho y traía el cabello alborotado como si acabara de despertarse

— ¿Tan malo fue?

— Su papá es homofóbico y su familia estúpida, fue horrible para Wes

— Lo lamento cariño

— Está bien, solo necesita estar a solas para saber qué hacer con su vida, no quiere perder a su familia y yo tampoco quiero que pierdas a la tuya Nic

— Eres hermosa, ven vamos a la cama un rato, te ves exhausta

— Suena perfecto, pero hablo en serio, no te hablas con ellos y tu hermana pareciera odiarte ¿qué sucede?

— Nada, es su problema, yo no he dicho nada para enfadarla

— Nic, dime por favor

— Es por el accidente de mi papá, me echan la culpa

— ¿Tú papá?

— No, el entiende que lo que ocurrió fue un riesgo del trabajo, aunque me sienta responsable

— Mi amor, no fue tu culpa —le rodeó e cuello con los brazos preocupada por que pensara eso

— Tomé demasiadas malas decisiones y contigo me excedí

— No me agrada nuestro pasado Nic, quisiera poder borrarlo

— Yo también, haría las cosas absolutamente distinto

— ¿Ha sí, como qué?

— Mmm —lo meditó unos instantes—. ¿Recuerdas esa gala a la que tuviste que ir por mí cuando estaba en Japón?

— Llegaste a esa gala

— Si, me besaste y de todos modos asististe

— Te veías maravillosa, aun me cosquillea la mano por la nalgada que le di a este culito tuyo tan provocador —sonríe acariciándole el trasero con delicadeza

— Me hubiera acostado contigo esa noche

— ¿Qué? —sacudió la cabeza aturdido por esa información

— No pongas esa cara —ríe con diversión—. Estaba asustada y excitada a partes iguales, pero era lo correcto no hacerlo

— Dani, me vas a matar —gime apretando su trasero para pegarla a él

— ¡Vaya! Ya está entusiasmado Señor Allen

— Señorita Ross, necesito penetrarla ya mismo

— ¡Nic! Ese vocabulario no es propio de un señorito —ríe a carcajadas

— Tampoco lo son estos pensamientos perversos con mi futura esposa

— ¿Y la película? —finge no tener ganas solo para molestarlo

— Luego de la cena, ya ordené tus papitas fritas y postre así que me merezco un buen polvo

— ¡Qué considerado! O manipulador, quien sabe

— Estás jugando conmigo, vamos, no perdamos tiempo esta noche tengo una reunión y vas a ir conmigo

— ¿Y la cena?

— Tendrás tus papitas, luego iremos

— ¿Y qué me pongo?

— Ordené un par de vestidos, deberían llegar pronto, vamos a la cama

— Eres un sol, mi sol, cuando te lo propones mi gruñón temperamental

— Demuéstrame tu gratitud entonces —sugirió con tono seductor

— Quiero una ducha primero

— Entonces una ducha será

Con la sonrisa más diabólica Nicholas, descendió sus manos hasta agarrarla por los muslos, la parte trasera, claro, y alzarla en brazos cargándola hasta el baño de su habitación, la desnudó mientras no dejaba de besarla, luego fue su turno, se apartó unos centímetros y se quitó todo sin consideración con su costoso vestuario. La tomó de la mano para jalarla hacia él, uniendo sus labios nuevamente mientras con su mano libre buscaba a tientas la llave de la ducha y dejaba correr el agua

— Dejamos a Muffin en la sala —recuerda entre besos

— Va a estar bien, Patricia, se hará cargo de ella

— Pero…

— ¿Quieres meterla a la ducha con nosotros?

— ¡No! Pero…

— Pero nada, ven aquí

Nuevamente la alzó en sus brazos metiéndose bajo el chorro de agua mientras se besaban apasionadamente, Nic, y sus manos impacientes le acariciaban la espalda y el trasero, no era mucho lo que podía hacer con una sola mano ya que con la otra la mantenía sujeta así que avanzó hasta los azulejos y entonces Danielle, soltó un grito

— ¿Qué? ¿Qué pasa? —dejó de besarla preocupado

— ¡Está helado! Los azulejos

Ambos rieron a carcajadas, pero no se detuvieron aun riendo se besaron y acariciaron, Nic, la levantó un poco más para devorar esos pechos que tanto lo enloquecían cuando trabajaban en Imperio, se deleitó con su tamaño perfecto, no eran gigantes, pero llenaba su mano

— ¡Muérdeme!

Pidió extasiada y Nic, no se hizo de rogar, le mordió y jaló los pezones uno a la vez por varios minutos hasta que sus fuerzas comenzaban a flaquear, necesitaba poseerla, bombear dentro de ella su deseo animal. Así que lentamente la deslizó sobre su erección penetrándola completamente

— ¡Me encantas niño rico!

— Lo sé muñeca, lo sé

Apenas pudo responder, estaba enloquecido embistiendo como un animal, como si hubiesen estado separados por siglos, la deseaba, se deseaban así que cuando llegaron al límite y se dejaron ir fue escandalosamente ruidoso. Ambos gimiendo con fuerza y exigiendo más y más

— Eso fue…, intenso

Consiguió decir Nicholas, sin aliento apoyado en la pared de azulejos con Danielle, abrazada a su cuello

— Lo…, fue

Permanecieron un momento bajo el chorro del agua antes que Danielle, comenzara a lavar su cabello aplicando su shampoo y acondicionador bajo la atenta mirada de Nicholas, que no perdía de vista sus manos mientras se aseaba.

— Luego repetimos —le sonríe leyendo su mente y viendo su semi erección saludarla

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