Siete Años Más Para Siempre romance Capítulo 47

Aunque Lavinia era tan impresionante, Dante la mimaba sin cesar.

Aquella tarde, Dante se presentó en persona en la nueva casa que Lavinia había elegido.

Lavinia no tenía nada que hacer, y que estara planeando en una casa vacía, Dante no la molestó, sino que dio una vuelta por la casa antes de preguntar: "¿Por qué escogiste este lugar?"

"¡Escuché que el ambiente de este lugar es muy bueno!" Lavinia volteó a mirarlo, "¿No te gusta aquí?"

Dante simplemente sonrió, "Si te gusta, eso es todo lo que importa."

Lavinia le echó un vistazo, riendo dijo: "Por supuesto, porque esta es mi casa, no necesito considerar tus gustos."

Dante entendió el doble sentido de sus palabras y con una sonrisa preguntó, "¿Qué quieres decir con eso?"

Lavinia hojeaba el catálogo de muebles en su mano, sin levantar la cabeza, "No tienes planes de mudarte, así que la decisión de la casa es solo mía."

"La casa siempre fue para ti." Dijo Dante, "Por supuesto que tú decides."

Lavinia de repente cerró el álbum en su mano, lo arrojó a un lado y miró hacia la casa espaciosa, "Entonces creo que esta casa es demasiado grande y quiero invitarte a vivir conmigo, ¿te gustaría?"

Al oír esto, Dante la miró en silencio, con una sonrisa en la cara.

"¡Habla!" Dijo Lavinia.

Dante ajustó suavemente sus gafas, "¿Qué debería decir? No estás sinceramente invitándome a vivir contigo."

"Como si tú fueras muy sincero." Respondió Lavinia, "¿Regalarme una casa significa que eres sincero?"

Al oír eso, Dante no respondió.

"Olvidémonos de eso, no tiene sentido hablar de esto." Lavinia se puso de pie, "Después de todo, nos conocemos desde hace poco, no debería pedir demasiado. Llévame de vuelta."

Lavinia terminó de hablar, cogió su bolso y salió por la puerta.

Dante mostró completamente su comportamiento caballeroso, no discutió con ella y la envió a casa de acuerdo con su pedido.

Al llegar al apartamento de Lavinia, ella estaba a punto de abrir la puerta para salir cuando vio una silueta y se detuvo de inmediato, ofendida, se recostó en el asiento.

Dante siguió su mirada y vio a Lynee.

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