Sin Reconciliación, me Casé con un Magnate romance Capítulo 126

Alicia tiró de la comisura de su boca: —Ya lo dije.

Vicente palideció al instante: —Entonces, seguramente lo olvidé por estar demasiado ocupado en el trabajo. Lo siento, Alita, es mi culpa haberte retrasado. No te preocupes, en Grupo García también tenemos proyectos en los que puedes participar en cualquier momento.

No podía permitir que Alicia se fuera a otra compañía.

Los ojos de Alicia, claramente definidos en blanco y negro, hicieron que el corazón de Vicente se hundiera aún más.

Ella habló con tono calmado: —Déjalo, quiero elegir por mí misma a dónde ir.

—Alita, realmente lo olvidé...

Valentín intervino de inmediato: —Ahora que sabes cuán impresionante es Alita, ¿te arrepientes, verdad? Es demasiado tarde. Ella irá a donde quiera. ¡No la manipules moralmente!

Vicente fue amonestado sin poder decir una palabra.

Él realmente no lo recordaba.

Alicia ni siquiera miró a Vicente. Se dirigió al gerente y preguntó: —¿El testeo del software está bien?

—Está bien, pero el jefe tiene que dar el visto bueno final.

El gerente miró a Valentín, en ese momento tenía muchas dudas. Parecía que el jefe conocía a este técnico.

Y este técnico parece ser la señorita de la familia García.

¿Qué estaba pasando?

Valentín se tocó la nariz: —Creo que está bien, pero deberíamos tener un consultor que lo revise también.

Roberto dejó los documentos que tenía en las manos, y su mirada tranquila se posó en Alicia: —El firewall está bien, pero el mismo problema podría surgir con las futuras actualizaciones del programa. Necesitarás seguir resolviéndolo.

Alicia asintió: —Lo sé. Este problema está relacionado con el diseño del firewall. Si se vuelve problemático más adelante, podríamos considerar cambiarlo.

—El firewall que diseñaste es muy especial. Si se usa bien, la estabilidad de los juegos futuros mejorará significativamente y no será fácil de imitar. Pero todavía hay un detalle que no se ha considerado completamente.

Alicia y Roberto discutían sobre el firewall, y nadie más podía intervenir.

Vicente vio la sonrisa en el rostro de Alicia, confiada y generosa, completamente diferente a la Alicia que recordaba.

Lo conmovió ver cuánto había cambiado y crecido.

Instintivamente miró a Valentín y a Roberto, preguntándose si sería mal visto rechazar.

Después de todo, se trataba de una colaboración entre empresas.

Roberto, percibiendo la indecisión de Alicia, tomó la iniciativa: —También podría ser.

Al ver que él aceptaba, Alicia asintió también, decidida a ir.

Una vez acordado, el grupo se dirigió directamente al restaurante.

Dentro de la gran sala privada.

Vicente fue el primero en dirigirse a Roberto: —Doctor Roberto, no me esperaba que, además de tu trabajo regular, tuvieras hobbies tan variados.

Roberto respondió con tono frío: —Hmm, al menos mi familia nunca trata de "ser justa" atacando mis pasatiempos.

Alicia sonrió sutilmente; estaba burlándose de Vicente.

Sin inmutarse, Vicente replicó: —¿Y a qué se dedica la familia del señor Roberto?