Sin Reconciliación, me Casé con un Magnate romance Capítulo 153

Alicia miró con frialdad. —Entonces, esperemos a ver cómo se desarrollan las cosas. Nosotros no tenemos la culpa, ¿por qué tenemos que disculparnos?

—Alicia, sigues siendo demasiado ingenua. Aunque haya sido Carlos quien empezó, ¿qué pasa con eso? Si la familia Martínez interviene, tu novio probablemente ni siquiera podrá conservar su trabajo. Así es la lógica de la familia Martínez, ¿entiendes?

Los ojos de María brillaban con una satisfacción arrogante.

Valentín no pudo evitar intervenir: —Chica hipócrita, hablas con una maldad terrible. La familia Martínez no es como dices. ¿Realmente eres tan amiga de ellos? No hables sin saber.

—Jajaja, claro que conozco a la familia Martínez. Pero gente como ustedes, de clase baja, ¿cómo van a entender que los poderosos pueden destruir a los comunes como si fueran solo una hormiga?

El tono de María era tan jactancioso, como si ya estuviera casada con Carlos y fuera parte de la familia Martínez.

Valentín estaba tan sorprendido que no sabía qué decir, ¡era absurdo!

Miró el alejamiento de María, incapaz de callarse: —Alicia, ¿toda tu familia habla así?

—María suele fingir, pero ahora que está con Carlos, parece que se siente un poco más orgullosa, por eso está mostrando su verdadera personalidad.

Alicia miró a Roberto, algo preocupada, y dijo: —Voy a contratar un abogado, no dejaré que te obliguen a disculparte.

Después de todo, Roberto había actuado para protegerla y había lastimado a Carlos.

No podía simplemente desvincularse de la situación.

Roberto vio su expresión de preocupación y, un poco suave, dijo: —No te preocupes, esto es un problema menor.

Valentín añadió: —Alicia, no te pongas nerviosa, yo estoy aquí. Carlos no se atreverá a hacernos problemas.

En ese momento, Alicia recordó que la familia de Valentín también parecía tener algo de dinero.

Se sintió algo desanimada: —Todo esto es por mi culpa. Si no fuera por mí... Ay...

Alicia fue tocada en la frente por alguien, miró a Roberto, confundida, preguntándose por qué la había golpeado.

Roberto, con una mirada profunda, dijo: —Lo que dijiste antes sonaba tan falsa y vacía, como lo diría una mujer hipócrita. No pude evitar interrumpirte, no quiero que aprendas a comportarte así.

—Pero...

—Pero Carlos fue el que primero intentó golpearme, no a ti.