Sin Reconciliación, me Casé con un Magnate romance Capítulo 165

Alicia habló con frialdad: —Para ser exacta, desde hace mucho tiempo ya no lo soy.

—¿Quieres cortar la relación conmigo?

—Ya lo has dicho muchas veces, ¿acaso lo has olvidado?

Raúl se mostró algo nervioso: —Solo lo dije por enojo, nunca lo tomé en serio.

—Pero yo sí lo tomé en serio, las personas deben cumplir lo que dicen.

Alicia miró a sus dos hermanos: —Yo nunca hablo por enojo. Adiós, o mejor dicho, sería mejor que no nos viéramos más.

La expresión de Alicia era extremadamente seria, sus rasgos pálidos y su mirada completamente oscura.

Después de decir esto, Alicia se dio la vuelta y vio a Roberto y a Valentín al fondo.

Roberto tenía una expresión que reflejaba cierto alivio.

Valentín aplaudió directamente: —¡Bien dicho!

Cuando Alicia los vio, su ánimo se relajó un poco.

En realidad, siempre había evitado decir esas cosas, ya que parecía que le importaba demasiado la familia García.

Pero hoy, cuando Vicente contactó a Roberto sin permiso y lo forzó a venir al hospital, Alicia realmente ya no podía soportarlo más.

—Alicia, no pienses que por sacar buenas notas eres especial y que ahora puedes alejarte de la familia García. ¡Sin el apoyo de la familia García, no eres nada!

Raúl estaba tan enfadado por las palabras anteriores que tenía los ojos enrojecidos.

No podía creer que Alicia en realidad se preocupara tanto, ¿por qué no lo había dicho antes?

Pensaba que ella no le prestaba atención.

Alicia se dio la vuelta, con una mirada fría: —¿No es cierto que sin mí ni siquiera habrías llegado a la final del torneo de tu equipo? ¿No es cierto que sin mí, hasta el contrato con esa aplicación de juegos habría sido cancelado?

En los ojos de Raúl pasó una sombra de incomodidad.

No podía refutar, porque todo eso era verdad.

Valentín intervino: —Sin ustedes, Alicia ha mejorado tanto que se ha convertido en la número uno, y ahora es una estrella de los videojuegos, con varios equipos queriendo contratarla. Sin ustedes, su vida solo mejorará.

Roberto, con tono frío, dijo: —Ustedes realmente enfréntense a sus propios sentimientos. ¿Qué le han dado a ella estos años?