Sin Reconciliación, me Casé con un Magnate romance Capítulo 185

Alicia habló con su tutor y luego confirmó que la persona que había contestado el celular probablemente era un miembro de su familia.

Quizás Jorge, o tal vez Vicente.

Pero seguían haciendo lo mismo que en la vida anterior, tomando decisiones por ella, decidiendo a qué escuela debía postularse.

En la vida pasada, ella claramente tenía excelentes calificaciones, pero terminaron eligiendo una escuela común para ella, la misma a la que María asistía.

Con un bonito pretexto, disimulaban que las hermanas se cuidarían mutuamente.

Si no aceptaba, cortarían su ayuda económica, incluyendo todo tipo de apoyo financiero.

La mirada de Alicia se volvió fría: —Profesor, ya sabes cómo es mi relación con mi familia. No pensé que tomarían una decisión así sin consultarme. Pero yo definitivamente voy a ir a la Universidad Autónoma de San Martín. Necesito cambiar la cuenta y la contraseña.

—Está bien, lo entiendo. Inmediatamente contactaré a la Oficina de Admisiones de la Universidad Autónoma de San Martín. Tú ven también para que confirmemos la escuela.

El tutor sabía que las personas de la familia García eran parciales, pero no imaginó que fueran a ser tan parciales.

Una persona que había sido la primera en el examen de admisión, rechazaría la invitación de la Universidad Autónoma de San Martín; ¡esto era un intento de destruir a Alicia!

Después de colgar el celular, Alicia se lavó la cara, se cambió y se preparó para salir.

Antes de salir del departamento, miró la puerta del departamento de al lado.

Pensó por un momento, pero decidió no contarle nada a Roberto. Sus problemas los manejaría ella misma.

No podía seguir dependiendo de Roberto.

Por la tarde, Alicia tomó un taxi sola hacia la escuela.

Cuando llegó, se encontró con los miembros de la Oficina de Admisiones de la Universidad Autónoma de San Martín.

El tutor la presentó: —Esta es la estudiante Alicia. Ya les he contado un poco sobre su situación familiar, pero eso no refleja la opinión de Alicia.

El desprecio de Alicia era tan evidente que ya no intentaba disimularlo.

Especialmente después de enterarse de que habían cambiado a escondidas su elección de carrera, el desdén que sentía era extremo.

María, algo preocupada, fingió llorar y dijo: —Alita, ¿acaso vienes a testificar sobre que hice trampa? ¿Por qué me difamas así?

Normalmente, para investigar casos de trampa, se necesitaba un testigo.

María pensaba que Alicia seguramente no diría nada bueno a su favor.

Jorge frunció el ceño inmediatamente: —Alicia, ¿qué les has contado aquí en la escuela? ¡Sabes que hablar sin fundamento tiene consecuencias!

Alicia, vestida con una simple camiseta blanca, con la piel muy clara, mostró una expresión de molestia e incomodidad.

Detrás de ella se escuchó una voz: —Señor Jorge, Alicia vino a la escuela por otro asunto, no por lo de María.