Sin Reconciliación, me Casé con un Magnate romance Capítulo 243

¿Hacer el papel de débil y pedirle perdón?

Eso nunca ocurriría.

Alicia habló con frialdad: —Si ofendí a la familia Mendoza fue por culpa de María, ella fue la que me incitó a hacerlo.

—María no es así, ¿acaso no sé cómo es tu carácter?

Alicia colgó de golpe el teléfono. ¿Qué les iba a decir a las personas de la familia García? No importaba lo que dijera, de todos modos, no lo creerían.

Alicia bajó hasta el vestíbulo del edificio de dormitorios, donde la consejera la estaba esperando afuera.

La consejera la miró con cierta curiosidad: —¿Sabes por qué vine a buscarte?

—¿Por el asunto de los rumores maliciosos en el foro escolar?

—Exactamente. El programa que insertaste bloqueó definitivamente los celulares de muchos estudiantes, y algunos de ellos solo tienen ese celular. Algunos padres no podían contactarse con sus hijos y, por lo tanto, casi llamaron a la policía.

Alicia mantuvo su expresión impasible: —Desbloquear los celulares es algo muy fácil, es solo que ellos no quieren disculparse por lo que hicieron mal.

¡Esto no era culpa de ella!

—Entiendo que quieras solucionar el problema del foro, pero el método que usaste fue en realidad algo excesivo y ha tenido un gran impacto. Así que primero desbloquea los celulares de los estudiantes, por favor.

—¡Simplemente no lo haré!

Alicia frunció se quedó callada: —Es algo que se soluciona con una simple disculpa, no necesito hacer nada al respecto. Además, yo puedo eliminar el programa, pero no puedo desbloquear sus celulares. Así es como funciona el programa.

—Alicia, ¿en serio no vas a colaborar con ellos? ¡Piensa en las consecuencias!

La consejera no podía creer que una estudiante de primer año, que ella había considerado tan tranquila, fuera una chica tan obstinada y problemática.

¡No solo tenía problemas con los hijos de ricos de la facultad de negocios, sino que además había usado medidas drásticas para bloquear los celulares de tanta gente!

Al principio, ellos no le dieron mucha importancia a lo sucedido.

Pensaron en eliminar el programa directamente. Pero después de pasar toda la tarde tratando de forma infructuosa, los profesores del departamento de informática de la facultad no pudieron descifrar el código que Alicia había escrito.

Ni hablar de desbloquear los celulares de tantos estudiantes.

Por eso, se vieron obligados a ir a buscar a Alicia, pero no esperaban que ella se negara.

Sabía que ellos querían que cediera para calmar un poco las cosas.

Al final, ella tendría que cargar con toda la responsabilidad.

¿Pero por qué debería hacerlo?

La consejera se fue totalmente enojada.

Alicia regresó tranquila a su dormitorio, donde Sara le preguntó en voz baja: —¿Qué te dijo la consejera?

—Me pidió que eliminara el programa y desbloqueara los celulares, pero la verdad me negué.

El tono de Alicia estaba cargado de frialdad.

Patricia, al escuchar la respuesta de Alicia, pateó la mesa con furia. Pensaba que Alicia cedería a la consejera, pero no imaginó que esta mujer sería tan firme.

Patricia miró su celular. Si no se disculpaban, ¡su celular no iba a funcionar!

¡Puta madre! ¡Pedirle a Alicia disculpas era peor que matarse a sí misma!