Sin Reconciliación, me Casé con un Magnate romance Capítulo 260

¡Todo esto le pasó porque se lo merecía! ¡Era lo que le correspondía por su karma!

—¡Vicente, ¿cómo es que has vomitado sangre?!

Raúl rápidamente ayudó a Vicente a levantarse: —Acabo de ver a Jorge irse con María. ¿Qué ha pasado? Jorge dijo que, por culpa de Alicia, querías que Mari fuera a prisión.

—¡Cof, cof, cof! Raúl, ¿me crees?

—Por supuesto que te creo.

Vicente le relató todo lo que sucedió ayer en el café: —Así fue todo, pero ahora las grabaciones fueron destruidas, y Jorge no cree lo que digo.

Raúl quedó momentáneamente en una situación incómoda.

—Vicente, no es que no te crea, pero si no hubiera visto el video de las grabaciones, tampoco podría creer que Mari fuera tan astuta y hubiera envenenado a Alicia. Esto realmente suena increíble.

—Lo sé, no lo aceptarías de inmediato. ¡Si no hubiera visto el video con mis propios ojos, tampoco lo creería!

Vicente estaba pálido, con el corazón oprimido, casi sin poder respirar: —Pero no confíes tan fácilmente en lo que dice María.

María no es una buena persona.

Raúl vio lo triste y angustiado que estaba Vicente, y no pudo decir nada más. Asintió con la cabeza.

—Está bien, lo prometo.

Aunque en su interior también había dudas, Raúl se preguntaba si tal vez había algún malentendido entre Alicia y María.

Sin embargo, la situación de Vicente se veía cada vez peor.

Vicente agarró la mano de Raúl, temblando: —Además, ve a investigar por qué Alicia pidió una baja médica y en qué hospital está. Ve a verla por mí y dile que, aunque yo no tenga más vida, lo único que quiero es protegerla.

¡Esto es lo que le debo a Alicia!

Raúl no pudo hacer más que prometerlo. Tras salir de la habitación, se apresuró a encontrar el hospital donde Alicia pudiera estar.

Intentó enviarle un mensaje, pero descubrió que ella ya lo había eliminado de sus contactos.

Entonces intentó llamarla, pero la llamada fue interceptada.

—¡María tiene suerte de que esto se haya escapado de sus manos!

Raúl no pudo evitar hablar: —¿No crees que haya algún malentendido entre tú y Mari? ¿Es posible que ella haya hecho todo esto?

Raúl todavía no podía creerlo completamente.

—Ja, regresa y adviértele a María que, aunque esta vez haya tenido suerte, esto no ha terminado. ¡Que espere!

Alicia colgó el teléfono sin querer hablar más con nadie de la familia García.

Miró a Valentín: —El USB de Vicente lo tiene María.

—Vaya, ¿cómo es que Vicente se desmayó justo en ese momento? ¡Le dio a María la oportunidad! Si las grabaciones fueron destruidas, entonces no podremos castigarla esta vez.

Alicia sonrió con desdén: —No, aunque las grabaciones se hayan destruido, tengo otras formas.

Este asunto no lo dejaré así.