Sin Reconciliación, me Casé con un Magnate romance Capítulo 298

—Pediremos lo que usualmente ordenas, seguramente todo estará excelente.

Roberto devolvió el menú: —Hazle caso a ella.

El gerente de La Casa del Sabor miró sorprendido a Alicia, quien le parecía desconocida. ¿Qué relación tendría con el señor Roberto?

Rápidamente, desvió la mirada y preguntó: —¿Y el vino, como siempre?

Roberto rechazó de inmediato: —No tomaremos vino, traigan jugos y bebidas sin alcohol.

El gerente asintió, tomó el menú con cuidado y se retiró del salón privado.

Roberto miró a Alicia y fue directo al grano: —¿Para qué querías ver a Valentín?

Conocía bien a Alicia y sabía que no invitaría a Valentín a cenar sin una razón.

Alicia hizo una breve pausa antes de responder: —Ahora soy la capitana del equipo de la Universidad Autónoma de San Martín.

—¡Felicidades, Alicia! Es una gran noticia, deberíamos celebrarlo con esta cena.

Alicia asintió: —Sí, tienes razón.

Roberto la observó con atención: —¿Eso es todo? ¿No hay nada más?

—No, solo es una cena. Por ahora, ustedes dos son mis únicos amigos.

Alicia evitó, de manera inconsciente, mencionar el tema de la inversión.

La cena transcurría con normalidad cuando Valentín recibió una llamada y salió a atenderla.

Alicia seguía comiendo, pero de reojo observaba a Roberto. Justo en ese momento, él levantó la vista y atrapó su mirada.

Roberto la miró con calma: —Tienes algo más que discutir con Valentín, ¿verdad?

—Lo notaste... En realidad, quería hablar con él sobre inteligencia artificial. Es probable que Jorge intente algo contra Grupo Andes, y necesitamos planear una estrategia con anticipación.

—No te preocupes por eso, Valentín no es tonto.

Alicia se sintió un poco incómoda y bajó la vista para beber agua, intentando disimular.

—¿Te has adaptado bien a la universidad?

—Sí, he hecho nuevos amigos y tengo una vida completamente nueva. Tal como dijiste, la vida universitaria es emocionante y enriquecedora.

Al hablar de la universidad, Alicia sonrió con naturalidad.

Roberto, de repente, no quiso seguir escuchando sobre ese tema. Se levantó y propuso: —Vi que te interesaba el patio. ¿Quieres dar un paseo?