Sin Reconciliación, me Casé con un Magnate romance Capítulo 301

María sudaba a chorros, tan asustada que apenas podía sostener el celular.

Se alejó a toda prisa del asiento de Alicia.

Pero Raúl se interpuso en su camino: —Aún no has respondido a mi pregunta. ¿Qué estabas haciendo?

Las manos de María temblaban. No se atrevía a mirar a Raúl a los ojos.

Balbuceó: —Yo... yo solo quería ayudar a que el proyecto de Jorge ganara la licitación. Después de todo, Grupo Financiero Andes es su competencia ahora, y quería echarle una mano.

—Ayudar está bien, pero lo que acabas de hacer es ilegal, ¿no lo sabías? ¡Y con esto también estás perjudicando a Alicia!

Raúl no podía creer lo que María había hecho.

De repente, recordó lo que Vicente le había dicho: —¿Así que las grabaciones de seguridad del café eran de verdad?

—No, Raúl, no es así...

Pero Raúl no quiso escuchar más explicaciones. La sujetó con fuerza y ordenó: —¡Ahora mismo vas a disculparte con Alicia!

A pesar de sus problemas con Alicia, e incluso después de haber intentado convencerla de que no se uniera a Reinos del Trueno.

Él jamás haría algo así.

A María le corría un sudor frío por la nariz. Su voz se tornó suplicante: —Raúl, todo esto lo hice por Jorge... Por favor, no digas nada...

Si Alicia se enteraba, estaba acabada.

Conociendo su carácter, jamás le perdonaría una traición de este estilo.

Raúl no lo creía: —¿Me estás diciendo que fue Jorge quien te pidió que robaras la información de Alicia?

—Sí. De lo contrario, ¿crees que me arriesgaría por eso? ¡Yo no gano nada con esto!

Desesperada, María no tuvo más opción que usar a Jorge como escudo.

Raúl se quedó en shock. No esperaba que Jorge estuviera detrás de todo esto.

Pero conociéndolo, tenía sentido. Y más ahora que tenía tantos problemas con Alicia...

Incluso había dicho que destruiría a Grupo Andes.

María notó la vacilación en Raúl y de nuevo insistió: —Vicente ha invertido la mitad de su patrimonio en este proyecto solo para establecerse en Piedraplata. Si fracasa, sería un golpe devastador para él.

María se sobresaltó y intentó justificarse de cómo pudo: —Nada, solo estábamos hablando con Raúl sobre el equipo. Ahora que eres la capitana del equipo de la Universidad Autónoma de San Martín, ¿cúal es tu necesidad de unirte Reinos del Trueno?

—Bueno, ¿por qué no? Al fin y al cabo, Reinos del Trueno son buenos, tiene grandes beneficios y un gran futuro por delante.

Alicia volvió a su asiento y echó un vistazo a su computadora. De repente, una sonrisa sin emoción se dibujó en sus labios.

Alzó la mirada y preguntó: —Ustedes dos... tocaron mi computadora, ¿O acaso me creen boba?

—¡No! Raúl y yo hemos estado aquí todo el tiempo hablando. De seguro fue otra persona quien lo hizo. ¿Verdad, Raúl?

María miró a Raúl con el corazón en la garganta.

No digas nada. Por favor, no digas nada.

Raúl confirmo.

Luego, miró a Alicia con seriedad: —Jorge está decidido a ganar esta licitación y usará cualquier medio necesario. Después de todo, tú solo eres una empleada. Será mejor que te vayas antes de se toman medidas contra ti.

—¿Y quién dijo que solo soy una empleada? Si ganamos esta licitación, podre conseguir un par de acciones y participación en Grupo Financiero Andes.