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Roberto la observó calmarse y preguntó: —¿Qué te dijo Santiago?
—¿Cómo lo sabes?
Alicia lo miró con sorpresa y cierta inquietud. ¿Acaso Roberto había notado algo?
Sabía que ese hombre siempre había sido muy astuto, y engañarlo no era nada fácil.
En ese momento, Roberto también se sentía intranquilo.
No tenía idea de lo que Santiago le había dicho a Alicia.
Respiró hondo y dijo con calma: —No te tomes en serio lo que dice.
—Ya lo sé.
Alicia ya estaba más tranquila. Bebió un poco de agua y agregó: —Solo le hice una pregunta, pero ni siquiera me respondió.
—¿Qué le preguntaste?
Roberto contuvo la respiración. Ni siquiera en sus negociaciones de alto nivel se ponía tan nervioso.
Alicia lo miró con duda.
Pero pensó que, dado que él también conocía a Santiago y parecían llevarse bien, tal vez Roberto sabría la respuesta.
Después de todo, Santiago debía tener una razón de peso para haberse retirado de la final.
Roberto la observó con atención.—¿No confías en mí?
—No es eso, pero tampoco es algo tan importante. Solo le pregunté si habría alguna razón por la que renunciaría a la final.
Alicia también sentía que su pregunta había sido un tanto extraña.
¿Cómo se suponía que Santiago iba a responderle algo así?
Al escucharla, Roberto también lo encontró curioso.—¿Y por qué quisiste hacerle esa pregunta?
—Solo... digamos que es solo por curiosidad.
Alicia no se atrevió a decir la verdad.
Entonces, Roberto recordó lo que Santiago le había dicho antes. Con razón ese chico había venido a preguntarle cosas con tanta insistencia.
Sonrió con aire burlón y dijo: —No estarás tratando de averiguar su punto débil para hacerlo abandonar la competencia del próximo año, ¿verdad?
—¡¿Pero qué dices?! ¿Cómo puedes pensar eso de mí?
Alicia ni siquiera había considerado esa posibilidad antes.
Jamás utilizaría métodos sucios. En una competencia, lo único que valía era la habilidad. ¡Había que aceptar la derrota con dignidad!
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