Sin Reconciliación, me Casé con un Magnate romance Capítulo 346

Resumo de Capítulo 346 : Sin Reconciliación, me Casé con un Magnate

Resumo de Capítulo 346 – Sin Reconciliación, me Casé con un Magnate por Internet

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Roberto la observó calmarse y preguntó: —¿Qué te dijo Santiago?

—¿Cómo lo sabes?

Alicia lo miró con sorpresa y cierta inquietud. ¿Acaso Roberto había notado algo?

Sabía que ese hombre siempre había sido muy astuto, y engañarlo no era nada fácil.

En ese momento, Roberto también se sentía intranquilo.

No tenía idea de lo que Santiago le había dicho a Alicia.

Respiró hondo y dijo con calma: —No te tomes en serio lo que dice.

—Ya lo sé.

Alicia ya estaba más tranquila. Bebió un poco de agua y agregó: —Solo le hice una pregunta, pero ni siquiera me respondió.

—¿Qué le preguntaste?

Roberto contuvo la respiración. Ni siquiera en sus negociaciones de alto nivel se ponía tan nervioso.

Alicia lo miró con duda.

Pero pensó que, dado que él también conocía a Santiago y parecían llevarse bien, tal vez Roberto sabría la respuesta.

Después de todo, Santiago debía tener una razón de peso para haberse retirado de la final.

Roberto la observó con atención.—¿No confías en mí?

—No es eso, pero tampoco es algo tan importante. Solo le pregunté si habría alguna razón por la que renunciaría a la final.

Alicia también sentía que su pregunta había sido un tanto extraña.

¿Cómo se suponía que Santiago iba a responderle algo así?

Al escucharla, Roberto también lo encontró curioso.—¿Y por qué quisiste hacerle esa pregunta?

—Solo... digamos que es solo por curiosidad.

Alicia no se atrevió a decir la verdad.

Entonces, Roberto recordó lo que Santiago le había dicho antes. Con razón ese chico había venido a preguntarle cosas con tanta insistencia.

Sonrió con aire burlón y dijo: —No estarás tratando de averiguar su punto débil para hacerlo abandonar la competencia del próximo año, ¿verdad?

—¡¿Pero qué dices?! ¿Cómo puedes pensar eso de mí?

Alicia ni siquiera había considerado esa posibilidad antes.

Jamás utilizaría métodos sucios. En una competencia, lo único que valía era la habilidad. ¡Había que aceptar la derrota con dignidad!

Alicia se frotó la cara y sonrió.—A quien le caiga el guante que se lo aguante.

Miró el rostro de Roberto. En realidad, él no era viejo en absoluto. Era joven, atractivo y tenía un físico impresionante.

Mientras lo observaba, sintió que la atmósfera entre ellos se volvía un tanto ambigua.

De repente, se puso de pie y dijo: —Voy a cambiarme.

Salió apresurada y se dio un par de golpecitos en la cara. No debía pensar demasiado.

Después de ducharse y cambiarse de ropa, salió y lo vio apoyado contra la pared. Su postura era erguida y elegante.

Salieron juntos del gimnasio y caminaron en paralelo hacia la San Martín. Sus sombras se proyectaban muy cerca la una de la otra.

—Alicita.

Un auto se detuvo en la acera. Vicente bajó apresurado y preocupado también.

Alicia no lo tomo muy bien. No tenía intención de hablar con él.

Pero Vicente no se rindió.—Alicita, escuché que Jorge ha estado moviendo influencias en el círculo de abogados para ponerte las cosas difíciles.

Alicia alzó la mirada con indiferencia.—¿Y?

—Alicita, la familia García sufrió una gran pérdida al quedar fuera de la licitación. Jorge está furioso. Si querías vengarte de ellos, ya lo lograste. ¿De verdad es necesario demandarlos y llevar esto a los tribunales?

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