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Roberto le dio un ligero golpe en la frente y dijo: —Pensé que no entendías, ¿eh?
Se levantó y añadió: —Antes solo pensaba que eras muy joven, pero ahora puedo ser paciente.
Ya no desea recordar lo que sucedió hoy.
Sin pensar, Alicia respondió: —No necesitas esperar.
Tras hablar, sintió cómo su rostro se calentaba.
Roberto esbozó una leve sonrisa: —Al menos espera a que me ocupe de las personas afuera.
Alicia observó cómo se alejaba, tocándose la cara, abrumada por la sorpresa del momento.
¿Estaba soñando o aún no había despertado?
Fuera de la sala, Roberto, con una expresión grave, miró a las tres personas que tenía delante y dijo: —Impacto Global PR, ¿correcto?
La mujer al frente asintió con respeto: —Señor Roberto, soy la gerente, justo estaba...
—Ahora tienen dos opciones.
Roberto mantuvo una calma imperturbable, con una mirada fría y distante.
Continuó: —La primera: renunciar y abandonar Piedraplata.
Los tres respondieron al unísono: —Optamos por la segunda opción.
Roberto miró hacia atrás, hacia la joven en la sala, quien estaba sentada en la cama jugando con su teléfono.
Prosiguió: —Entonces, desde hoy, ustedes serán su equipo de relaciones públicas y asistentes personales, encargados de todos sus asuntos, grandes y pequeños.
La mujer al frente quedó atónita, ¿era esto una promoción?
Habían oído que Roberto tenía una chica especial fuera y que incluso habían sufrido un accidente juntos, pero toda esa información se mantuvo oculta.
¿Sería ella la chica?
Al parecer, iba a ser la futura señora González.
A veces, un mal giro trae consigo buenos resultados.
Roberto finalizó su trato con las tres personas y luego marcó el número de Valentín: —Recuerdo que tu tía es la esposa del rey de las noticias, necesito un favor.
—Ya sé a qué te refieres, ya hablé con mi tía antes, esta vez Pedro será completamente desacreditado. Pero, ¿por qué complicarlo tanto? Tratar con alguien como Pedro debería ser sencillo, ¿no?
—Pero eso no es lo que Alicia quiere.
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