Sin Reconciliación, me Casé con un Magnate romance Capítulo 435

Cuando Alicia vio la fotografía, su mente quedó en blanco de inmediato.

Temblaba mientras ampliaba la foto; aunque solo era un perfil, estaba segura de que no se equivocaba.

Era el padre de María.

El mismo que había sido el conductor de sus padres, pero, ¿no se suponía que había muerto con ellos?

¿Por qué el padre de María aún estaba vivo?

En ese momento, Alicia sintió un escalofrío, como si un gran complot la estuviera engullendo.

Su mente era un caos.

Si el padre de María aún vivía, ¿entonces quién fue el conductor que murió? ¿Por qué el padre de María había fingido su desaparición, permaneciendo oculto todo este tiempo?

Debía haber una razón desconocida para todos.

—Señorita Alicita, ¿qué sucede? ¿Hay algún problema con esta persona?

—No es nada.

Alicia ajustó rápidamente su expresión: —¿Qué hizo este hombre cuando se encontró con María?

—Solo estuvieron juntos unos pocos minutos, después se separaron apresuradamente y con mucho cuidado. Si no fuera porque temían ser descubiertos, seguramente habríamos escuchado lo que decían.

—Sigue observando los movimientos de María, sé discreto y no te dejes descubrir. Investiga más sobre este hombre, a ver qué puedes encontrar.

Después de que Rocío se marchara, Alicia volvió a abrir la foto y la miró innumerables veces.

¿Por qué el conductor aún estaba vivo?

Sentía que el accidente de aquel entonces no había sido tan simple; definitivamente había algo oculto.

Pero no podía recordar exactamente qué había sucedido en el accidente; de lo contrario, seguramente recordaría algún detalle oculto.

Alicia se cubrió la cabeza con la manta, sintiéndose terriblemente fría.

María había ido a ver a su padre, lo que significaba que María definitivamente sabía algo.

Durante todos estos años, María había vivido feliz en Casa García, y las almas de sus padres en el cielo seguramente estarían furiosas.

Un brillo asesino cruzó por los ojos de Alicia; tenía que descubrir la verdad para vengar a sus padres.

Después de colgar el teléfono, la mente de Alicia estaba un desastre.

Originalmente pensaba que el accidente de aquel año solo había sido mala suerte, una situación accidental.

No esperaba que hubiera secretos ocultos.

Por la tarde, Roberto regresó.

Notó que el estado de ánimo de Alicia no parecía malo, lo que lo tranquilizó: —Cuando llamé, parecías estar de mal humor.

—Tranquilo, no me dejaré moralmente secuestrar por la gente de la familia García.

Ella se puso de puntillas y se acercó a él: —Entonces, ¿estabas preocupado por mí, por eso regresaste tan rápido?

Roberto bajó la mirada hacia ella, su garganta se movió ligeramente.

No pudo evitar estirar la mano y tocar su rostro, con un gesto cuidadoso y tierno: —Sí, no quiero volver a verte tan triste y llorando en mi vida.

Roberto recordó cuando ella había hecho un directo para aclarar el incidente de la agresión, también había llorado una vez, aunque sabía que era actuación, aún así se sentía algo afligido.