Sin Reconciliación, me Casé con un Magnate romance Capítulo 443

Roberto sabe quién es sin necesidad de mirar el celular.

Ambos se miraron y hablaron al unísono.

—Entonces, contesta tú primero.

Roberto alejó el celular, mientras Alicia regresaba a la habitación y encendía su computadora.

Intentó hackear rápidamente el celular de María, pero descubrió que el troyano implantado había sido eliminado.

¿Qué ha pasado?

¿Lo habrá descubierto María?

Cuando Alicia intentó implantar nuevamente el troyano, se topó con un ataque de firewall.

El celular de María tenía instalado un software anti-hacking.

Alicia no se quedó más tiempo; se retiró directamente. ¿Cuenta esto como haber sido detectada?

¿Cómo lo descubrió María tan rápido?

¿Qué vamos a hacer ahora?

María será más cautelosa; ya no será tan fácil encontrar pistas.

Alicia observaba la computadora, pensando que el padre de María realmente no era tan simple.

Comenzaba a sospechar que algo estaba mal con el accidente de auto de aquel año.

Por otro lado, Roberto bajó directamente las escaleras y vio a su madrastra parada en la entrada, incelular.

Teresa miró a Roberto con una expresión insólita: —Vine al hospital solo para ver a esa chica, después de todo, has hecho mucho por ella estos días.

Parecía que Roberto solo jugaba, pero que estaba en serio.

—Ya la has visto, ¿no le has dicho nada, verdad?

Teresa estaba algo sorprendida: —¿Decir qué? Ni siquiera la vi...

De pronto recordó a la chica que había llamado a Roberto por su nombre.

Teresa estaba asombrada: —¿Es ella?

Roberto, resignado, asintió: —Sí, usted ni siquiera sabe quién es ella, ¿y aún así subió de la mano con ella?

Teresa se alarmó; todos en su círculo sabían del matrimonio arreglado entre la familia Mendoza y la familia González.

Aunque sabía que Roberto no estaba de acuerdo, pensaba que con el tiempo, sin una chica que le gustara, probablemente aceptaría, ya que los matrimonios arreglados son así.

Nunca pensó que Roberto tendría a alguien a quien amaba.

—Si no hay otra opción, puedo sugerir que Santiago, que tampoco es tan joven, se comprometa con la familia Mendoza.

—Pero señorita Mendoza es varios años mayor que Santi.

—El matrimonio no distingue de edad; tener a alguien que controle a Santiago también es bueno, para que no sea tan indisciplinado.

Justo cuando Roberto terminaba de hablar, se escuchó la voz sorprendida de Santiago: —¡Hermano, de verdad eres mi hermano? ¿Por qué me haces esto?

Santiago, furioso, se acercó, pareciendo una esposa maltratada.

Roberto lo miró de reojo: —Sabes bien lo que has hecho, ¿pensabas que si te escondías afuera no te atraparía?

Santiago se encogió, girando su cabeza hacia Teresa: —Mamá, tú negociaste el compromiso, ¿por qué no te casas tú con señorita Mendoza?

—¿Qué tonterías estás diciendo? ¿Cómo me voy a casar yo con ella?