Sin Reconciliación, me Casé con un Magnate romance Capítulo 458

Alicia ya había pensado en cómo lidiar con la familia García.

Ella desvió la mirada y lo observó con detenimiento: —Sí.

—Dime, ¿qué necesitas que haga?

—Solo necesito que estés siempre a mi lado apoyándome, aunque en el futuro, para lidiar con la familia García, haga algunas cosas oscuras. Aun así, debes apoyarme siempre.

Los ojos de Alicia mostraron cierta inquietud.

Pero él le dio un toquecito en la frente: —Por supuesto, si quieres matar a alguien, te paso el cuchillo. O si quieres prender fuego, te prendo

Alicia sonrió: —No llegaré a tanto, soy una buena ciudadana que respeta la ley.

Después de entrenar juntos, cenaron.

Roberto la acompañó de regreso a la escuela, estacionó el auto a un costado de la carretera, reflexionó por un instante y dijo: —En un par de días voy a tener un viaje de negocios. El día que hagas la rueda de prensa, trataré de regresar a tiempo para apoyarte.

—No hace falta, tú ocúpate de tu trabajo. La rueda de prensa la tienen organizada los de relaciones públicas, ellos son profesionales.

Alicia no pensaba que él tuviera que acompañarla en todo.

El asunto con la familia García era algo que ella podía resolver.

Roberto la observó ingresar a la escuela y, solo entonces, marcó el número de Valentín: —En un par de días Alicia va a realizar una rueda de prensa. Si no puedo llegar en el plazo previsto, te encargo de supervisarla.

—Está bien, no hay problema. Pero ¿no crees que hacer que Santiago aclare públicamente lo de su compromiso con la señorita Mendoza es un poco humillante para la familia Mendoza?

—Yo ya le sido demasiado condescendiente con la familia Mendoza durante todos estos años, pero ellos no la han sabido valorar.

Roberto nunca había admitido su compromiso con Gabriela, y les dio a la familia Mendoza la oportunidad de aclararlo, pero la familia Mendoza siempre se hizo la desentendida.

Así que ahora no podían culparlo por revelar ese secreto

Le había pedido a Santiago que dijera esas palabras como una advertencia, y si la familia Mendoza aún no lo había comprendido, entonces solo le quedaba aclararlo personalmente.

Roberto habló por un rato con Valentín, hasta que Alicia le envió un mensaje diciendo que ya había llegado al dormitorio. Solo entonces terminó la conversación.

Alicia respondió: —Sí, intentaré ayudarla en lo que pueda.

Al día siguiente, Alicia fue a clase con Sara. La nueva compañera de cuarto aún no se había levantado.

Después de clase, Alicia recibió un inesperado mensaje de la escuela: —Alicia, la familia Mendoza va a volver a patrocinar el equipo. Por favor, organiza el contacto.

—Profesor, ya tenemos patrocinadores, por lo tanto, no necesitamos el patrocinio de la familia Mendoza.

—Alicia, la familia Mendoza nos ha patrocinado durante muchos años, no deberíamos dañar su reputación. Haz el contacto, por favor.

El profesor colgó sin darle oportunidad alguna a Alicia de rechazarlo.

Alicia se sintió incomodidad.

Esperaba que, como decía la señorita Mendoza, solo fuera una simple restauración del patrocinio.

Alicia aún no había salido del aula cuando de pronto vio a María entrar a toda prisa, llorando desconsolada mientras la tomaba de la mano: —¡Alicita, Vicente está muy mal, su único deseo es verte una última vez! ¡Por favor, ve al hospital!