Sin Reconciliación, me Casé con un Magnate romance Capítulo 658

Solo fue una ilusión unilateral de Roberto.

Beatriz se alegró de inmediato; si era así, entonces su hija todavía tenía una oportunidad.

Lo pensó un momento y dijo: —Pero tampoco deberías sentirte tan culpable. Sus padres murieron, el Grupo García estuvo al borde de la bancarrota, y fue gracias a tu ayuda en secreto que su empresa logró superar la crisis. Al final, incluso se vincularon con la familia Pérez y consiguieron una alianza matrimonial. No son tan frágiles como crees.

Teresa respondió: —Aunque sea así, al final sigue siendo nuestra responsabilidad.

Pero Beatriz no lo veía de esa manera. Para ella, simplemente había sido mala suerte. ¿Qué hacían saliendo tan tarde por la noche?

Se sintió algo frustrada: —Entonces, ¿estás del lado de Alicia y no vas a ayudar a Lucía? ¿En serio? Hemos sido buenas amigas durante tantos años. Cuando tu esposo tenía una amante y casi te divorciabas, fui yo quien te ayudó a salvar tu matrimonio. No puedes simplemente negarte y ya.

—¿Qué quieres que haga?

—¿Alicia no quiere estar con Beto? Pues haz que Beto la convenza.

Beatriz tenía un plan claro. En el momento en que Alicia discutiera con Roberto y luego descubriera que la persona sentada en el asiento trasero del auto era él...

Entonces, sin duda, Alicia se alejaría de Roberto.

El plan era perfecto.

Teresa dudó un momento; pensó que probablemente no serviría de nada, así que prefirió no hablar.

Pero su buena amiga no dejaba de rogarle entre lágrimas. Estaba verdaderamente entre la espada y la pared.

En ese instante, cuando Alicia entró en la oficina, estornudó de inmediato.

Recordó lo que le había dicho antes y suspiró sin saber por qué. Aunque Teresa la trataba bien, todo tenía un precio.

Pero en cuanto al asunto de Lucía, no pensaba retirar la demanda.

Alicia fue con sus colegas al laboratorio de pruebas para analizar los datos y estudiar posibles problemas.

Observó la prótesis inteligente frente a ella y programó intencionadamente una longitud que Marco pudiera usar.

En ese momento, el caos se apoderó de toda la empresa.

Roberto acababa de recibir la noticia y corrió inmediatamente hacia la sala de pruebas con el rostro lleno de preocupación: —¿Dónde está Alicia?

—¡Parece que todavía no ha salido!

—¡La vi corriendo hacia el aparato para rescatar la muestra!

El rostro de Roberto se nubló al instante. Sintió que el corazón se le encogía.

No podía permitir que algo le pasara.

¡Bajo ninguna circunstancia!

Aquel hombre se quitó la chaqueta, se la colocó cubriéndose la nariz y la boca, y se lanzó directamente al laboratorio de pruebas, ya cubierto por un espeso humo.