Resumo do capítulo Capítulo 668 do livro Sin Reconciliación, me Casé con un Magnate de Internet
Descubra os acontecimentos mais importantes de Capítulo 668 , um capítulo repleto de surpresas no consagrado romance Sin Reconciliación, me Casé con un Magnate. Com a escrita envolvente de Internet, esta obra-prima do gênero Reencarnación continua a emocionar e surpreender a cada página.
Roberto retrocedió un poco, mirándola con cierta resignación: —No puedes aceptar el dinero de ellas, todo lo mío puede ser tuyo.
Su mirada llevaba una amenaza implícita.
Alicia bajó los párpados: —Tampoco he aceptado.
—Entonces sí que eres obediente.
Roberto miró la hora: —Tengo que pasar por la empresa más tarde. Cuando regrese, te haré el trámite para que te den el alta.
—Está bien, ve a ocuparte primero.
Alicia deseaba que él se marchara ya.
Roberto se arregló un poco la ropa: —Tu garganta ya no tiene problema, ¿verdad? ¿Te incómoda?
—Ya me siento mucho mejor.
Roberto tomó su chaqueta: —Voy a pedir que te traigan el desayuno.
Alicia lo observó salir de la habitación, luego se tocó los labios, como si aún quedara la sensación del beso de antes.
Después de acostarse, se cubrió la cara con la manta.
Se sentía un poco avergonzada.
Tenía que admitir que no podía controlar sus emociones, parecía que le gustaba cada vez más.
Después de un rato, Alicia se quedó dormida.
Pero no fue un sueño profundo; se despertó al oír un sonido cerca de su oído, y vio a Rocío, de Impacto Global PR, entrar con el desayuno en las manos.
Rocío, algo sorprendida, dijo: —¿Te he despertado?
—No, de por sí no estaba durmiendo profundamente.
Alicia se incorporó. Al ver el desayuno, dijo: —Justo tenía hambre.
—El señor Roberto nos ordenó que te cuidáramos bien.
Mucho menos el amor.
No tenía demasiada confianza en esas cosas.
—El mejor maestro es la experiencia. Si no lo intentas, ¿cómo sabes que no eres buena?
A veces Rocío sentía cierta envidia de Alicia. No cualquiera podía ganarse el cariño del heredero de la familia González, y mucho menos que la protegiera tanto.
Después de terminar el desayuno, Alicia quiso ir a ver cómo estaba doña Lorena.
Subió al piso superior, y justo vio a Teresa entrar con un traje estéril, mientras Beatriz esperaba afuera.
Al ver que ellas también estaban allí, Alicia se detuvo, planeando regresar después.
—¡Alicia, detente! ¡Justo iba a buscarte! ¡Casi matas a la abuela de Beto!
Beatriz se abalanzó con furia hacia Alicia y, levantando la mano, le dio una bofetada.
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