Sin Reconciliación, me Casé con un Magnate romance Capítulo 740

¡Él tenía miedo!

¡En toda su vida, nunca había tenido tanto miedo por algo como ahora!

Sin pensarlo, Marco entró en silla de ruedas, con el rostro tan pálido como un muerto.

Miró perplejo a Jorge y dijo: —¿Jorge, de verdad crees en lo que dijo Alicia?

—Al menos Alicia no mentiría sobre lo de nuestros padres.

Jorge tampoco confiaba en Alicia en su corazón, pero también sabía que Alicia no mentiría en algo tan delicado como esto.

¡Pero simplemente no podía aceptar por qué Alicia tenía que decirlo hoy!

¿Por qué no se lo había dicho antes?

¿Por qué no lo dejó saberlo con anterioridad? ¡Así no habría cometido tantos errores!

—Pero Jorge, ¿no te parece algo extraño? Han pasado tantos años desde aquel trágico día, ¿cómo pudo Alicia averiguarlo?

Vicente miró fijamente a Marco y dijo con dolor: —¿Acaso olvidaste que Alicita tenía una relación muy cercana con el heredero de la familia González?

Con solo las capacidades de Alicia, tal vez no habría sido posible.

Pero ahora que detrás de Alicia está el heredero de la familia González, con el apoyo de él, investigar este tipo de cosas se volvía mucho más fácil.

Después de escuchar esto, la poca esperanza que aún le quedaba en el corazón a Jorge se hizo añicos al instante.

Sí, si Roberto está involucrado en esto, ¿no significa que todo lo que descubrió Alicia es cierto?

¡El padre de María estuvo involucrado en el trágico accidente!

Si no, ¿por qué no murió, y se ocultó en las sombras durante tantos años sin atreverse a mostrarse?

Marco, con el rostro inexpresivo, dijo inquieto: —Jorge, acabo de ver salir a Alicia. Será mejor que la sigas y veas qué está haciendo, ¡de todos modos yo no le creo!

Ahora Marco odiaba a muerte a Alicia.

Vicente le dio una palmada en el hombro a Marco: —No importa cuánto discutamos como hermanos, al menos en lo referente a la muerte de nuestros padres, estamos en el mismo bando.

—Puedes estar tranquilo, Vicente. La verdad no soy tan estúpido.

Marco todavía hervía de ira por dentro.

¡María se había atrevido de la peor manera a menospreciarlo! Entonces esperaría a que ella lo perdiera todo, ¡y después viniera a rogarle de rodillas!

Jorge salió apresurado junto con Vicente, justo a tiempo para ver a Alicia subirse a un taxi y marcharse.

Mientras conducía, Vicente preguntó con cierta intriga: —Jorge, si encontramos al padre de María, ¿qué piensas hacer?

Jorge mantenía la vista clavada en el taxi que iba adelante, con una mirada tan sombría que parecía capaz de matar.

No respondió, como si no hubiera oído nada.

En ese momento, su corazón era como si un tsunami lo hubiera arrasado: estaba hecho un completo caos.