Resumo de Capítulo 758 – Sin Reconciliación, me Casé con un Magnate por Internet
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Esto era algo ridículo.
Ante los ojos de Beatriz, la vida de sus padres no valía nada.
Los brillantes ojos de Alicia estaban llenos de un profundo odio; ¡tenía que hacer que la familia Mendoza pagara el precio!
Belén abrazó con dulzura a Alicia: —Tenemos que asegurarnos de que sean castigados por la ley.
—Sí, lo lograré.
Alicia se secó las lágrimas del rabillo del ojo. Ya había llegado tan lejos, que rendirse en estos momentos no era una opción.
—Voy a contarte algo que te alegrará el alma.
—¿Qué cosa?
Belén sonrió y dijo: —Jorge vino a verme hoy.
Alicia se mostró algo sorprendida: —¿Y a qué vino? ¿No, me digas que quería pedirte dinero prestado?
—Si solo se tratara de dinero, aún así lo respetaría un poco. Lo peor es que quiso cortejarme, dijo que aún no podía olvidarme.
Los desorbitantes ojos de Belén estaban llenos de burla: —¿Acaso está loco? Cree que, por tener este defecto físico, ya no puedo encontrar a otro hombre.
—No pienses así, en realidad es él quien tiene problemas mentales. Es un tipo arrogante y narcisista. No tienes por qué prestarle atención a sus estupideces.
Alicia había subestimado el nivel de desvergüenza de la familia García.
Habló: —Quizás se deba al dinero que María desvió. Ahora el Grupo García está muy necesitado de fondos. Si se rompe la cadena financiera de este proyecto, el Grupo García tal vez se irá de manera inevitable a la quiebra.
Belén respondió: —Eso es algo bueno para ti. ¿No es así?
Alicia quedó atónita al escuchar eso y luego dijo: —Sí, de hecho, es algo bueno.
Alicia echó un vistazo al contenido del mensaje, manteniéndose escéptica ante lo que decían.
¿Tan fácil había sido hacer que María confesara la verdad?
Pero María no era tan ingenua como parecía. Sabía muy bien cuál sería su destino si revelaba todo eso.
Belén miró a Alicia de reojo y dijo: —¿Dime entonces vas a volver?
—Claro que sí. Si no regreso, ¿cómo voy a saber qué planean hacer? Justo ahora es cuando tengo que ir a ver el patético espectáculo.
Además, la casa de los García ya estaba a su nombre. Iba a regresar cuando le diera la gana, sin tener que mirar el rostro de nadie.
Alicia descansó por un buen rato en el dormitorio y recibió una inesperada llamada de Rocío: —Señorita Alicita, revisamos con meticulosidad en el taller de reparación de vehículos. Todos los mecánicos siguen allí, excepto Lirion. Ninguno más ha salido.
Eso significaba que ¿el padre de María aún no había escapado?
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